Rematador Fraile
Logró la primera victoria española ● Hoy, más Macizo Central
El vizcaíno del Astana remató con triunfo la escapada del día cuando parecía que Stuyven tenía ventaja suficiente para coronarse en Mende. En la lucha por general, Roglic arañó ocho segundos y Quintana y Landa volvieron a ceder tiempo: 10” y 29”, respectivamente. Thomas sigue líder.
Omar Fraile, vizcaíno de Santurce, de 28 años, vive en una nube. Ganó una etapa en el Giro 2017, ganó etapas en el País Vasco y Romandía 2018… Y desde ayer tiene también su victoria de etapa en el Tour. Además, en una plaza importante: Mende, en el Macizo Central. Fraile ya juega en las grandes ligas del ciclismo. De paso devuelve a España al palmarés del Tour, tras un estéril 2017. El anterior triunfo lo había logrado Ion Izagirre en Morzine en la penúltima etapa de 2016.
Fraile esperó con frialdad, sin entrar en refriegas ajenas. Respondió a una arrancada de De Gendt ya en Mende: 3 km al 10,2%. Por delante iba Stuyven, con una ventaja que parecía definitiva. Sólo lo parecía. El vasco se lanzó a por él sin ahorrar nada. Tenía marcada esta meta con un rotulador rojo en el libro de ruta. Superó a Stuyven, ya agonizante. Sin tiempo para relajaciones. Por detrás venía Alaphilippe, enfundado en su jersey de lunares. Preocupante rival. Fraile mantuvo el tipo y hasta tuvo tiempo para celebrar. Lo hizo señalándose el maillot del Astana, donde esta temporada ha dado un nuevo salto de calidad.
Omar era uno de los dos españoles en la numerosa y consentida fuga del día. El otro también jugó sus cartas, pero se enredó en riñas que acabaron con sus opciones. Gorka Izagirre atacó en la Croix de Berthel, que coronó en solitario a 61 kilómetros. En el descenso enlazaron Stuyven y Slagter. Su perdición. Stuyven abrió hueco mientras que sus perseguidores se miraban: tira tú, yo no quiero, pues yo tampoco… Uno por otro, Stuyven se marchó. Y también la gloria del Tour de Francia.
Cima española. La joven historia de Mende ya estaba impregnada de protagonismo español, que Fraile ha prolongado. Se estrenó en 1995, con aquel jaque de la ONCE a Indurain. Continuó con las victorias de Serrano y Purito en 2005 y 2010. Hasta Contador ganó dos veces en esta cima por aquellos años en la París-Niza. En la última visita, en 2015, se anduvo un poco más lejos: Plaza, séptimo.
Ese 18 de julio, hace tres años, se habló más de otras cosas. De la victoria de Cummings en el Día de Mandela, de los ataques infructuosos de Nairo Quintana… Y de la agresión que recibió Froome en plena subida, cuando un desalmado le tiró una bolsa de orina al grito de “dopado”. No está de más recordarlo en estos turbulentos días en los que se debate de los lamentables sucesos del Alpe d’Huez. El Tour tiene un problema.
Froome, como entonces, volvió a entrar delante, pegado a su compañero Thomas y a su oponente Dumoulin. Los tres primeros de la general comprobaron que hay un cuarto candidato que aspira con fuerza a ese lejano cajón. Roglic arañó unos segunditos: ocho. Y que nadie olvide que es tan buen contrarrelojista como el trío que le precede en la clasificación. Nairo, a 10” del amarillo, y Landa, a 29”, acumularon nuevos retrasos. No va a ser el Tour del Movistar.