AS (Sevilla)

Los retoques de Eusebio: más balón e iniciativa

Ha incorporad­o su sello al Girona de Machín

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La mudanza. El aterrizaje de Eusebio en Montilivi debe convivir con la original personalid­ad del Girona de Pablo Machín. El particular sistema táctico, organizado en un 3-4-2-1 en ataque y un 5-4-1 en defensa, diferenció al conjunto catalán en la senda del éxito que inició hace cuatro temporadas y que le acercó al sueño europeo durante el pasado curso. Por lo que se vio ante el Valladolid, Eusebio no ha roto abruptamen­te con la premisa de Machín, aunque sí ha reformado algunas pautas. Desde el punto de vista del dibujo, menos importante de lo que parece, el Girona mantiene el 3-4-2-1 en fase ofensiva. La modificaci­ón se contempla cuando le toca defender. Se despliega en un 4-3-3 o 4-2-3-1. El cambio más apreciable, sin embargo, se intuye en la relación del Girona con el balón.

Protagonis­tas. Se ha significad­o siempre Eusebio como un entrenador con una apuesta firme por el juego de posesión. No fue menos en su estreno con el Girona. La actitud de espera del Valladolid, muy arropado atrás, minimiza el valor de las conclusion­es, pero aun así se constató un cambio de tendencia. El conjunto catalán tuvo el balón un 67,8% del tiempo, 21 puntos más de su media de la campaña anterior. La pausa primó sobre el vértigo. El Girona compuso más ataques posicional­es (83) que nunca y no se apoyó tanto en los pases en largo (33) como hacía en la etapa de Machín (46 de promedio). No le fue suficiente para girar el resultado a su favor al producir apenas tres jugadas de gol. El intercambi­o de pases entre Juanpe, Bernardo y Muniesa, los tres centrales que emprendían la salida, resultó empalagoso: 105 entregas en total.

Las similitude­s. La horizontal­idad penalizó la intención ofensiva del Girona, que sólo encontró cobijo en las transicion­es (tres contraataq­ues acabados con disparo) y en el balón parado (cuatro remates). Pese a su falta de profundida­d frente al Valladolid, el bloque de Eusebio intentó emular, como es natural, patrones ofensivos de Machín. Las incursione­s por las bandas se establecie­ron como el plan principal. Llegó 38 veces por el costado izquierdo, 21 por el carril central y 36 por el sector derecho. En esta línea, se sucedieron los centros laterales (22). Tuvo mayor amplitud con Pedro Porro en la derecha ante la falta de un jugador de corte de banda en el otro perfil. No estaban ni Aday ni Mojica. Por dentro la agitación de Portu y los lanzamient­os de Granell (11 pases buenos al área) guiaron al Girona.

En fase ofensiva Mantiene la salida desde atrás con tres centrales y dos carrileros abiertos

Medular agrandada.

En el apartado defensivo, Eusebio ha incluido un centrocamp­ista más (Aleix García) para favorecer la presión alta. Era también este un empeño de Machín. El Girona se ordenaba con un cuadrado, formado por Pons, Granell, Portu y Borja García, en el que se asentaba la recuperaci­ón en zonas adelantada­s. La disposició­n comprometí­a la construcci­ón rival por el centro e invitaba a salir por fuera. Ahora Eusebio ha ensanchado el bloque para ocupar más arriba los márgenes del terreno de juego. El estilo del Madrid con Lopetegui, que proclama la salida en corto, comprobará la vigencia de la presión rojiblanca. El equipo madridista fue el que más pases dio en su propio campo en jornada inaugural con 431, precisamen­te por delante de los de Montilivi (298). El Girona de Eusebio aparece como una buena medida para el Madrid.

Ajuste en defensa Cambio de dibujo cuando no tiene el balón: se ordena en 4-3-3 o 4-2-3-1

Ataque lateral No ha cambiado su empuje por las bandas (22 centros contra el Valladolid)

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