Hasta aquí hemos llegado, Simeone

Voy a empezar por reconocer mi reciente militancia para, a continuación, citar un cambio de opinión tan inevitable como definitivo. Lo que se ha dicho de otros entrenadores y de la influencia que tuvieron en sus clubes se queda en nada en comparación a la de Simeone en el Atleti. Formé parte de la legión de colchoneros que, aun no comulgando con sus ideas futbolísticas, dieron por buenos sus excesos defensivos y sus desaires a jugadores talentosos. Él mismo, consciente de estos sentimientos, de vez en cuando se amparaba en aquello de que estamos a años luz de los poderosos. Aún no teníamos una plantilla más que estimable, como ahora, y ya empezó a costarme metabolizar que siendo el único que la temporada pasada seguía al Barça, afrontara el partido del Nou Camp como quien se dispone a tragar una cucharada de aceite de ricino. Fue tan poco valiente en ese partido que podía marcar el resto del curso como lo había sido en toda la temporada. Una vez se aseguró quedar a 9 puntos, se dedicó a conservar los 1-0 en los que Griezmann, generalmente, nos situaba. Bien, pues este año, por aquello de empezar de manera coherente con sus ideas, ya se ha dedicado a conservar (o a intentarlo) ese 1-0 contra el Valencia, que no es mal equipo, sobre todo cuando le dejan y – momento excelso – en casa contra un recién ascendido, que intentó jugar todo lo que el Atleti no quiso. Y todo esto con una plantilla confeccionada sin reparar en gastos y con más de un elemento fiable por demarcación, con permiso de Filipe Luís… Pues nada, dimito de entre los que le han tolerado excesos a alguien que, bien mirado, nos refundó, puesto que -una vez refundadosquizá nos convenga hacer un uso mínimamente coherente de todo lo que disponemos ahora, que no es poco.

Miquel Fullana Amengual

Palma de Mallorca