AS (Sevilla)

El día que Silverston­e no quiso escuchar a un piloto

Todo lo contrario a lo sucedido el pasado domingo

- POR RAFA PAYÁ

Prefiero cancelar un gran premio a lamentar un accidente”, decía Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, al enviado especial de As. Una decisión que la empresa que gestiona el Mundial tomó tras una reunión improvisad­a y a petición de los pilotos aunque el gran jefe reconocía: “Primó la voluntad de los pilotos, pero no nos tuvieron que convencer, pensábamos lo mismo”.

Sentido común y prioridad por la seguridad escuchando a los pilotos. Una situación lógica, que no siempre fue así en los años en los que Dorna no gestionaba el campeonato y los comisarios locales tomaban decisiones para las que segurament­e no siempre estaban muy capacitado­s... como en el triste final de Kim Newcombe, un piloto neozelandé­s casi anónimo para el gran público, pero que fue alguien especial y muy destacado en las dos ruedas.

Por partes. Newcombe nació en 1944, con 19 años se marchó a Australia y con 24 voló a Europa para cumplir un sueño loco. Le contó su intención a John Dodds, piloto que disputó 70 GGPP, y éste no dudó en ayudarlo. ¿Cuál era su idea? Desarrolla­r una moto desde cero para competir en 500cc utilizando como propulsor un motor de dos tiempos König de lanchas fuera-borda. Newcombe la desarrolló, construyó y pilotó 11 carreras del Mundial logrando una victoria, seis podios, 80 puntos (la victoria solo daba 8) y un subcampeon­ato... póstumo en 1973 por detrás de Phil Read y por delante de Giacomo Agostini. Kiwi Kim los desafió y los puso en serios apuros pese a que ambos monstruos pilotaban la intratable MV Agusta de la época y que juntos sumaron en su carrera 22 títulos, 175 victorias y 280 podios.

El Príncipe de la Velocidad logró en 1973 su sexto título, primero de la clase reina, en un año trágico donde falleció el ganador de las dos carreras iniciales, Jarno Saarinen, en el fatídico accidente de Monza donde también perdió la vida Pasolini y quedaron heridos 14 más. Luchando aún por el título sí llegó Newcombe a Silverston­e, carrera no puntuable, el 11 de agosto de 1973.

Paseando por el circuito, Newcombe descubrió que en la curva Stowe el muro exterior no estaba protegido con balas de paja. Fue a ver a los comisarios y el máximo responsabl­e, Vernon Cooper, lo echó con cajas destemplad­as amenazándo­le con perjudicar­le en el futuro. En la vuelta 6, Newcombe perdió el control de su König en esa misma curva y chocó contra el muro de hormigón falleciend­o tres días después en el hospital por las heridas sufridas.

La leyenda de los presentes cuenta que Cooper se acercó a los operarios a preguntar cómo estaba el “tonto que se había caído en Stowe”. Tras ser informado, espetó a uno de sus trabajador­es: “Después de todo sería mejor colocar algunas balas de paja frente a esa maldita pared para próximas carreras. Encontrará­s muchas en el área de almacenami­ento y si te llevas un par de ‘marshals’ solo tardarás unos minutos. Cuando acabes únete con nosotros en el bar”. La increíble y trágica historia de Newcombe se reflejó en una película-documental muy recomendab­le para cualquier aficionado a las motos: ‘Love, speed & loss’.

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 ??  ?? NEWCOMBE. Subcampeón de 500cc en 1973 a título póstumo. Abajo la carátula de su película.
NEWCOMBE. Subcampeón de 500cc en 1973 a título póstumo. Abajo la carátula de su película.
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