Cinco detalles que hablan del buen arranque del delantero francés
No hay un Cristiano a quien buscar, sin desgaste con Francia, su método...
El adiós de Cristiano. Benzema se había convertido en el servidor número uno de Cristiano. No le molestaba para nada este papel porque sentía tanto placer en dar pases de gol como en cuidar sus propias estadísticas. Pero antes Karim miraba y buscaba al portugués. Ahora mira y busca la portería rival.
Sin Mundial. Llegó a Valdebebas el primer día de la temporada cuando muchos compañeros suyos estaban de vacaciones después de jugar el Mundial. Benzema se perdió de nuevo una fase final pero pudo realizar una pretemporada de lujo. Una preparación completa e intensa que le beneficia mucho en estos primeros partidos. Además, si hace dos años sufrió intensamente por no poder disputar la Eurocopa, esta vez ya tenía asumido su ausencia y el efecto psicológico fue menor.
Su nuevo método de trabajo. Lleva dos años realizando un trabajo específico destinado a reforzar varias partes de su musculatura. También usa un chaleco de electroestimulación. Sus músculos están más secos y pesan menos. Algo importante porque todos los deportistas de élite saben que, cerca de los treinta años, hay que perder un kilo por año. Le permite ser más explosivo sobre el terreno de juego, más veloz y más fuerte.
La confianza de Lopetegui. Benzema no teme a nadie pero no es lo mismo que tu técnico te menosprecie (“gato”) a que hable siempre bien de ti públicamente como Lopetegui. La confianza del actual míster del Madrid se refleja además en sus alineaciones (titular en los cuatro partidos oficiales) y le otorga a Karim tranquilidad y ganas de corresponder a este esencial apoyo.
La madurez. Siempre decía que el mejor momento de un delantero llegaba a los 28 años. Ahora tiene 30 y siente plenamente esta madurez que la experiencia en el vestuario y en el terreno de juego regala a los que saben analizarse a sí mismos, ponerse en cuestión y evolucionar. Karim ya es un futbolista y un hombre hecho.