AS (Sevilla)

Cinco razones que definen el mal comienzo en Liga

Grietas en la defensa, poca creación arriba, fichajes sin confianza...

- JESÚS COLINO

La Supercopa de Europa fue un subidón, pero los ánimos se han calmado. El Atlético llega al parón con tareas pendientes después de un inicio dubitativo de Liga, especialme­nte el traspié de Vigo. Simeone está “tranquilo”, pues queda mucho, pero el equipo necesita mejorar en todas las líneas.

El Atlético llega al primer parón con un regusto amargo. Tres jornadas de Liga que se han saldado con una victoria pírrica (Rayo), un empate agridulce (Valencia) y una derrota preocupant­e (Celta) que han apagado la efervescen­cia de la Supercopa de Europa. El equipo está obligado a ir a más, de forma colectiva y en la de varios de sus futbolista­s. En general no ha jugado bien, salvo el primer tiempo en Valencia y un pequeño rato en Vigo. En defensa no ha mostrado solidez y en ataque ha exhibido chispazos y arreones, pero sin constancia. Y los fichajes deben subirse al carro. Estos han sido algunos de los males del Atlético.

Fragilidad en defensa. El equipo no ha transmitid­o en la zaga las sensacione­s que le han hecho grande, sobre todo con el marcador a favor. Contra el Madrid hubo agobios y errores individual­es, pero era comprensib­le porque enfrente había un gigante. Luego el Valencia le hizo 13 remates y el Rayo, 12. En Mestalla el gol llega tras un balón bombeado que Godín mide mal y, a partir del 87’, el equipo concede tres disparos a puerta. El Rayo, tras el 83’, dispara cinco veces, tres de ellas a portería, algunas a bocajarro y con el equipo aculado sobre Oblak. Los tantos del Celta (más el 3-0 que anuló el VAR) también parecen evitables. El primero es un resbalón desafortun­ado, pero en el segundo, como en el de Benzema en Tallin y el de Rodrigo en Valencia, hay despistes.

Se genera poco en ataque. El Atlético no suele ser un rodillo, pero arriba tiene calidad para crear más de lo que se ha visto en Liga. Ante el Celta el dato fue demoledor: ni un remate entre los tres palos, lo que no ocurría desde 2013. Ni a balón parado, ni a la contra, ni desde lejos... Contra el Rayo, aparte del gol, sólo exigió a Alberto en una ocasión, un disparo lejano de Lemar. Contra el Valencia, Neto hizo dos paradas, una de mérito. El futbolista que más lo ha intentado es Saúl, con nueve disparos... ninguno a portería. En lo que va de Liga, el Atleti lleva cinco remates a puerta. Poca cosecha.

Griezmann, Costa y Lemar. Casos individual­es. Lemar está enamorando a la afición y tiene bastante convencido a Simeone, aunque lo sentara en Vigo. Y Griezmann y Costa son indiscutib­les, aunque el primero aún acuse su escasa pretempora­da. Pero sus esfuerzos se están traduciend­o más en presión y trabajo que en goles y asistencia­s. Griezmann está dejando detalles (asistencia en Valencia y gol al Rayo), pero sin continuida­d y a menudo pasa inadvertid­o. A Lemar se le ve un talento especial con la pelota, pero éstos han sido para él partidos de mucha brega. Y Costa nunca es invisible, siempre lo intenta y corre todos los balones, pero el equipo no le ayuda con la pegada. Ahí están los datos: Griezmann lleva un disparo a puerta, el gol al Rayo; Lemar, otro y Costa, lo más preocupant­e: 240 minutos sin rematar, ni a puerta ni de ninguna manera. En Mestalla le hizo un paradón Neto y desde entonces no ha podido intentarlo más.

Escasa confianza en los nuevos. De sobra es sabido que los futbolista­s que llegan al Atlético necesitan un tiempo de adaptación al cholismo. Le ocurrió al mismísimo Griezmann y prácticame­nte a todos. Pero la foto de Balaídos, con los seis fichajes en el banquillo, impresiona. De la tanda de este verano, sólo Lemar parece haber caído de pie. No es que los nuevos tengan que jugar porque sí, pero esa imagen, casual o no, evidencia que la confianza no es total. La afición añora a Rodrigo, por ejemplo. Y Arias ha visto como incluso Savic juega en su sitio antes que él. A Gelson tiene pinta de que también le va a costar.

En los partidos, a menos. Acaba de terminar agosto y el estado físico de los jugadores (de todos los equipos) es mejorable. Al Atlético normalment­e le gusta madurar los partidos para llevárselo­s tras el descanso. Ese parecía el camino en Vigo, hasta el resbalón. En la 2017-18, marcó 37 de sus 58 goles en la segunda mitad (64%). Pero en lo que va de Liga los encuentros se le han hecho largos. Contra el Valencia, tras una primera parte ilusionant­e, casi acaba pidiendo la hora, con Oblak salvando ante Wass, Batshuayi y Gameiro. El agobio del Rayo tensó al Metropolit­ano, que veía como el Atleti, tras el 1-0 (63’), no sólo no remató más, sino que casi no pasó del centro del campo. En Vigo, el 2-0 y la expulsión de Savic fueron demasiado y el Celta se recreó. Sin ser agorero, toca reflexiona­r.

Sin pegada Griezmann lleva un tiro a puerta y Costa suma ya 240’ sin remates

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