Filipe, ahora toca callar y jugar

Filipe Luis, calle y juegue. Se lo digo desde el respeto que se ha ganado defendiendo la camiseta del Atlético. Durante parte de su etapa en el club, ha sido uno de los mejores del equipo y la afición así se lo ha reconocido. Incluso a lo largo de la pasada semana, en los entrenamientos, le pidieron en voz alta y en repetidas ocasiones que se quedara. No convierta esos aplausos en silbidos. Habló usted tras un lamentable partido del Atlético, en el que no recuerdo una vez que se fuera por la línea de fondo. Sí recuerdo, en cambio, que jugadores del Celta le pillaran la espalda y generaran peligro. No es el mejor momento para reclamar. Lo mejor es agachar la cabeza, esperar al Eibar y, si juega, aprovechar la ocasión.

Porque hasta donde yo sé, los señores del Consejo de Administración no han faltado a un pago ni, hasta donde yo sé, faltó una muestra de cariño de afición y prensa en sus malos momentos. Como cuando se lesionó en Moscú, metiendo la pierna para evitar un gol en una eliminatoria ya ganada. Todos rezamos para que se recuperara y fuera al Mundial. Nada nos hacía más ilusión. Ahora toca callar y jugar. Quiso irse, no ha podido ser y no hay más. El Atlético defendió sus intereses y se plantó. Ahora le quedan meses por delante para no tirar ese trabajo de años. La afición perdona todo a los que siente suyos, aunque en su caso hay que recordar que ya se fue una vez. Pero cualquier intento de deserción o falta de compromiso lo castiga. Y por eso conviene no abusar.