Gerrard recuerda que este Villarreal no tiene defensa
Su Rangers rasca un empate y enfada al público de La Cerámica
Lo de menos es el resultado, fácilmente corregible en los cinco partidos que quedan. Lo peor son las sensaciones. Los errores. Y las soluciones a los problemas. El Villarreal empató ante un Rangers que aún está adaptándose a la élite tras su regreso de las mazmorras. Tuvo el partido de cara con un gol de Bacca a los 44 segundos y, ni aún así, supo demostrar su superioridad de talento y de chequera. El empate, además de enfadar con el tercer tropiezo en casa a los aficionados, da gloria al Rangers. Su entrenador, Gerrard, sorprendió haciendo pupa por abajo y a la carrera, en vez de por alto y con pelotazos como se esperaba. Su genialidad en el campo la ha trasladado al banquillo.
El Villarreal pareció mejorar su cara en el primer tiempo. El gol inicial en forma de zambombazo ayudó. Pero el panorama sólo fue un trampantojo. El Submarino sólo tiró una vez más (Cazorla) en ese tramo. Y eso que el Rangers evidenciaba muchas de sus carencias y ni se asomaba por el área.
En la segunda parte el Villarreal pudo sentenciar varias veces. Y perdonó. Se resistía el segundo, por lo que Calleja se atrevió a alistar a Trigueros y Gerard. Se apostó por la genialidad y de repente se perdió el equilibrio. Así, en una de las primeras jugadas con el nuevo orden, el Rangers hizo su única jugada hilvanada. Víctor Ruiz tuvo que derribar a Tavernier, pero el árbitro dejó seguir y Arfield machacó. La Cerámica enmudeció. Hasta que el siguiente balón cayó a Gerard para repetir su especialidad: encarar en diagonal, de fuera a dentro, para ajustarla al poste entre mil piernas. Todo parecía resuelto. Pero Lafferty volvió a encontrar petróleo entre una zaga desajustada. Pudo ser peor. Lafferty casi hace el tercero en el descuento.