AS (Sevilla)

Messi sienta cátedra

Descomunal partido del argentino, que conquistó Wembley ● Marcó dos goles, hizo dos palos y fue un líder total ● Los Spurs jamás se rindieron

- SANTI GIMÉNEZ REMATES

Entró Messi en Wembley, olió la historia y decidió que en ese estadio iba a dar una cátedra de fútbol. Aferrados a un Leo descomunal que marcó dos goles, disparó dos veces más al palo y lideró al un equipo conquistan­do de nuevo el estadio más emblemátic­o para el barcelonis­mo en Europa, el Barça regresó a la excelencia ganando por 2-4.

Desde los primeros entrenamie­ntos con la plantilla completa corría el rumor por la Ciutat Esportiva de que Arthur era un jugador indispensa­ble. Cada vez que los pesos pesados del equipo tenían oportunida­d, elogiaban al brasileño diciendo que era el jugador que más les había sorprendid­o.

En Wembley, Valverde le dio los trastos al brasileño y el Barcelona se subió al Delorean y regresó al futuro ofreciendo una actuación más que reconocibl­e. Con Arthur en el campo, volvió la pausa, el control y las posesiones largas. Y si a eso le añadimos un Messi ultramotiv­ado con pelota, sin pelota, atacando, defendiend­o y corrigiend­o constantem­ente a sus compañeros sobre el terreno de juego como si fuera un base de basket.

Se le puso muy de cara el partido al Barcelona al minuto y medio cuando Messi habilitó a Alba en la jugada de siempre que nadie sabe defender y menos Lloris, que en la primera acción en la que intervenía en un partido después de mes y medio en el dique seco, salió a por uvas y permitió que el lateral asistiera a Coutinho, quien, entre un bosque de defensores del Tottenham que trataban de tapar un marco sin portero, ajustó el balón al palo para marcar el 0-1.

Trató de reaccionar el conjunto inglés más a base de garra, y faltas, muchas faltas, que de talento. El partido, por momentos atropelló a Rakitic, que fue el centrocamp­ista que más balones perdió en la primera parte. No obstante, en otra jugada creada por Messi conectando con Coutinho, el croata reapareció en el partido a lo grande con un golazo de concurso.

Los Spurs acusaron el golpe del 0-2 y Suárez, Coutinho y Messi tuvieron opciones de sentenciar el duelo antes del descanso. También tuvo sus arrebatos de orgullo el conjunto local, que se aprovechó de los escasos despistes de la zaga culé, más atenta que en ocasiones anteriores (no era difícil). En una de esas dudas, Piqué a punto estuvo de marcarse un gol en propia puerta, lo que hubiera echado sal en la herida de una última semana, pero Ter Stegen sacó una mano prodigiosa ante el fuego amigo.

Nada más reanudarse el choque, Messi demostró que seguía en modo Champions disparando al poste, cinco minutos después, en una jugada todavía mejor volvió a calcar la jugada y el resultado… al poste de nuevo.

Del posible 0-4 se pasó en un suspiro al 1-2 con un gran gol de Kane; los postes devolvían a los Spurs al partido. Pero nada ni nadie puede parar al mejor, que había decidido que este partido se ganaba y a los 56 minutos Leo organizó la jugada, habilitó a Alba, que se la devolvió y tras amago de Suárez, Messi la acomodó ajustada al poste. Esta vez, por la parte buena. Wembley, que se había venido arriba, quedaba mudo otra vez.

El silencio duró 10 minutos, lo que tardaron Alba y Lenglet en liarse y darle a Lamela una opción de chut que tocó en el francés descolocan­do al alemán. Los Spurs no se rendían, pero Messi, tampoco. El argentino tras otra recuperaci­ón de Alba y amago de Suárez, sentenció un partidazo que demuestra que cuando Messi se pone y juega en Wembley, no hay quien le tosa.

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