Solvencia al ralentí

Se relajó Setién, que quizás miró de reojo a la cita ante el Atlético de Madrid. También la afición, consciente que los puntos primaban por encima de cualquier otra circunstancia...

Tensión. No siempre es sencillo encarar el estreno europeo en casa cuando tu adversario prácticamente te entrega todas las responsabilidades en la creación. Asumió el desafío el Betis, que sin necesitar su habitual brillo sí obtuvo el premio a su asedio cuando Sanabria puso la calma. Se relajó Setién, que quizás miró de reojo a la cita ante el Atlético de Madrid. También la afición, consciente que los puntos primaban por encima de cualquier otra circunstancia.

Rotaciones. Setién tiene este curso en la defensa a su foco de mayor brillantez. Convirtió de forma definitiva a Javi García en una baza como central y recibió con Sidnei a un incontestable productor de solvencia en la zaga. Ello le permite alargar el necesario descanso a Feddal y también dar aire a Mandi, aunque sobre el césped se refleje en ciertos instantes que el equipo añora la presencia del argelino, sobre todo cuando avanza hasta tres cuartos y se convierte casi en centrocampista.

Carvalho. La cita sirvió para que William Carvalho recuperara ritmo de juego tras su lesión, aunque las dudas siguen sobre la mesa en relación al rol del portugués en este equipo. Setién quiere más fluidez en el juego de la que otorga Carvalho en la medular y eso lo aleja de momento de ser un titular indiscutible en este Betis. Ante el Dudelange cumplió con lo obligado, aunque ni tiene la precisión y la rapidez en el toque de Guardado ni la capacidad de romper líneas como Lo Celso o Canales.

Ritmos. En el Betis hay jugadores capaces de cambiar las velocidades en los últimos metros. Joaquín y Lo Celso reflejan esa realidad y tuvieron minutos de cierre para dejar destellos de talento. El portuense casi deja una asistencia de ensueño a Sanabria y el argentino firmó un tanto repleto de magia. Cuando el Betis convierte su fútbol en algo sencillo, Heliópolis aplaude.