San Siro mide la ambición
Que Quique Setién encuentre la fórmula para hacer efectiva su posesión. Que William Carvalho logre comprender su rol en este Betis. Que cualquiera de los delanteros encuentre su pegada. Que el equipo sepa suplir las virtudes de Guardado y de Joaquín. Que el atrevimiento de los centrales no caiga en trampas enemigas. Hay demasiadas incógnitas por resolver en este proyecto verdiblanco que la cita de hoy en
San Siro resulta el mejor escaparate posible para comenzar a exponerlas. Es el lugar con el que soñaba el beticismo en su salto de calidad y ahora sólo mantenerse en el mismo supone una prioridad. El comienzo de Liga entregó pinceladas de incertidumbre sobre el estilo que logró dar este pasaporte a
Europa y es turno de otorgar razones o variar las premisas. Setién tiene las suyas y quiere exponerlas ante todo un Milán. No habría mejor forma de justificarlas.
El Betis de Gordillo y Cardeñosa reinó aquí hace más de 40 años. En poco se parece el contexto, pero un triunfo verdiblanco volvería a despertar los ánimos y acercaría el pase a la siguiente fase de la Europa League. Minimizar los actuales problemas del equipo resulta más sencillo cuando existe una afición capaz de mover a cerca de 7.000 almas para servir de inmejorable aliciente. Si Milán ya fue un sueño, ganar en San Siro supone un desafío de palabras mayores que puede entregar a esa incansable afición el mejor de los regalos. Sea con el estilo que sea. Y bajo la certidumbre de que repetir citas en escenarios así es el mejor punto de partida hacia la tan anunciada ambición.