Opción inteligente en época de cambios
Ahora que acertar en la compra de un coche parece una tarea más compleja que nunca, las ventajas que ofrece el renting se antojan como la alternativa más eficaz para huir de dudas e incertidumbres
La facilidad de renovación del vehículo propicia la adaptación constante a cada necesidad de movilidad que pueda surgir
Las preguntas son recurrentes. ¿Qué coche me compro? ¿Está el diésel realmente muerto? ¿Es mejor un híbrido que un eléctrico? ¿Con cuál podré seguir accediendo a la ciudad? Cuestiones trascendentes que se plantea cualquier comprador de un vehículo nuevo en estos tiempos de cambio, absolutamente razonables considerando la importancia de una inversión de semejante calado.
La realidad es que, por desgracia, tampoco las respuestas son sencillas y mucho menos certeras. Parece indiscutible que son varios los aspectos que están cambiando en la movilidad, tanto urbana como por carretera, transformaciones que permiten plantearse posibilidades que hace no demasiado resultaban prácticamente inabordables.
Sobre todo en un mercado como el español, con una antigüedad del parque automovilístico por encima de los doce años, lo que quiere decir que los coches se conservan durante largos periodos, incluso demasiado prolongados. Así que equivocarse en la elección puede suponer un lastre de una década, hasta el momento en que el comprador se encuentre en disposición de volver a renovar su vehículo.
En tal contexto, una opción que barajan cada día más automovilistas es la del renting. Son muchas las ventajas de esta fórmula pero quizá entre las más valoradas últimamente sea la de renovación rápida del coche en los plazos establecidos en el contrato. Es decir, la disponibilidad del vehículo no se convierte en una especie de matrimonio indisoluble, el usuario puede adaptar las características del automóvil a sus necesidades o exigencias puntuales, además de a nuevos escenarios sociales, políticos o económicos.
Hoy se disfruta de un compacto que en pocos años se sustituirá por un SUV familiar si así es preciso; es posible seguir conduciendo un diésel que más adelante deje paso a un híbrido si las restricciones de circulación en una ciudad así lo aconsejan; o probar cómo es nuestra vida con un utilitario de gasolina hasta tener el convencimiento de que ha llegado la hora de los eléctricos.
No es por ello de extrañar que, en lo que va de año, ocho de cada diez vehículos en renting correspondan a autónomos, particulares y pequeñas empresas, que buscan esta agilidad y facilidades.