Silencio en la taberna histérica

Tengo la mala costumbre de abrir Twitter al término de los partidos para pulsar el ambiente que se respira en esa taberna histérica de todólogos. Y nunca deja de sorprenderme. Los tuiteros imparciales lo tienen claro, fue un partido maravilloso, una poesía de buen fútbol. Sin embargo, muchos parciales de color azul celeste sólo resaltan aspectos negativos de su equipo. Que si el equipo está mal trabajado, que si la defensa es una verbena, que si la abuela fuma... Siempre negativo, nunca positivo, que diría Van Gaal. Son los mismos que pidieron el cese de Mohamed a gritos durante la crisis de resultados. Qué curioso. Será casualidad.

Lo cierto es que el Celta firmó un encuentro realmente bueno y la remontada se construyó desde la pizarra de Mohamed. Los vigueses perdían 2-0 por culpa de un grosero error individual (esta vez fue de Juncà) y un rebote en una jugada desafortunada. El Turco movió su tablero, dando entrada a Hjulsager y a Maxi, cambió el dibujo, situó a Brais por el centro y las piezas verdiblancos empezaron a caer. Incluso estuvieron en situación de dar jaque mate. Sólo lo evitó el talento de Canales. Y casi ni eso fue suficiente, porque la réplica de Aspas fue exquisita. La diferencia fueron un par de centímetros y el fallo de Juncà a puerta vacía. Me abrumó ver como los todólogos histéricos callaron con la remontada. Silencio en la taberna.