Ni el “mejor entrenamiento” de Dembélé le salvó del castigo
■ Muchos creen que detrás del rostro amable y el discurso honesto de Ernesto Valverde se esconde un tipo tan noble al que se le puede tomar el pelo. El que piensa lo primero acierta y el que se cree lo segundo, está completamente errado. El entrenador del Barcelona es un tipo “muy humano” cuando las cosas van cómo él cree que deben ir, pero cuando se han torcido algo más que un poco, sabe sacar el látigo. El que sabe que eso es cierto es Ousmane Dembélé. La semana pasada, tras regresar de Milán donde el equipo se midió al Inter en Champions (1-1, con el francés de titular), comenzaron 72 horas nefastas para el internacional galo. Primero se durmió y no llegó al entrenamiento (en el club ya se atreven a decir que tardó “muchísimo más de hora y media” en ponerse en contacto con los técnicos y médicos) y luego fue apartado del equipo para ejercitarse en el gimnasio y finalmente fue descartado por Valverde, pese a que su entrenamiento previo a la visita del Betis “fue bestial, un espectáculo”.
“Hizo lo que quiso. A Alba y Lenglet los superó como quiso”, comentaron a As desde la Ciutat Esportiva. “Hubo quién no daba crédito a lo que estaban viendo”, prosiguen. Claro, Dembéle creyó que yendo al máximo podría hacer cambiar la idea a Valverde. Pero no. “Fue uno de los mejores entrenamientos que se le han visto. Estuvo muy fino”, dicen. Eso viene a desmentir que el francés “estuvo enfermo”. Si hubiese estado realmente mal, su estado físico no habría dado para haber tenido “ese nivel”. Todos quieren darle una nueva oportunidad, veremos si el futbolista, lo logra.