“Si esto lo juzga el TAS, le da la razón a España”
Francés nacionalizado (1991), protagonista en la polémica de Bruselas, habla ahora de ello en As. Lucas Guillaume
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¿Cómo vivió aquel 18 de marzo en Bruselas?
—Fue el punto más bajo de mi carrera. Teníamos el sueño del Mundial y el árbitro nos lo robó. Al principio fuimos inocentes. Pensábamos que todo iba a salir bien e íbamos a ir al Mundial. Luego entendí que la Federación Española no tiene el poder para hacer frente a los rumanos, la francesa y World Rugby.
—No sé si la parte más dolorosa fue quedar fuera del Mundial o las imágenes del final del partido.
—Fue duro mantener la calma y no protestar durante el partido. ¿Y encima no podemos decir nada después? Queda claro en las imágenes que no hacemos nada muy malo. Aun así sé que está feo porque hay niños viendo los partidos. Lo entiendo. Pero yo sólo le pregunto y me sancionaron catorce partidos. Sin pruebas, sin imágenes y sin estar en el acta del árbitro, en la de los líneas ni en la del delegado. Para mí, mi conducta no fue sancionable. —Todo el proceso posterior, con las apelaciones, ese juicio… ¿Cómo fue?
—No fue un juicio justo. Los que lo dirigían, Rugby Europe, eran los mismos que habían designado al árbitro. No se puede ser juez y parte. Tiene que haber independencia. —La consecuencia de todo es que usted se queda sin Mundial y sin equipo. ¿Cómo fue el despido por el Narbonne? —Fue por dinero. La sanción fue una excusa. Al final de la temporada nos llamaron a Sebastien (Rouet, otro de los sancionados, también despedido por Narbonne) y a mí para hablar de las sanciones y poco después recibimos una carta de despido.
—¿Y el fichaje por Alcobendas?
—Lo primero quiero dar gracias a la Federación mil veces. Es una pequeña Federación, pero una gran familia. Cuidan a sus jugadores como padres. Respecto a Alcobendas, ya recibí una llamada de Tiki (Inchausti, entrenador del club) en verano, pero buscaba algo en Francia. Empezó la temporada, yo no había encontrado nada, y la Federación me llama para dos concentraciones en Sant Cugat. Allí todo el staff me recomendó que si podía jugar aquí, aprovechara. Tiki me llamó otra vez y le dije que sí. Tenía otras ofertas, pero él fue el primero. —Después de Bruselas es todo un caos, sobre todo por el problema de las alineaciones indebidas. ¿Qué opina de este asunto?
—Para mí son tonterías. Conozco bien el proceso y no hubo ninguna irregularidad. Pero World Rugby no es independiente. Allí hay franceses y rumanos. Si lo juzga el TAS, le dan la razón a España. World Rugby son políticos y la Federación Francesa debería haber hecho más por demostrar que Belie y Fuster podían jugar con España. Tenemos emails de los responsables de las fichas de la Federación diciendo eso. —Con todo lo que ha pasado, ¿se ha desenamorado un poco del rugby?
—Sí. Pero no del rugby español, que es diferente, joven y fuerte. Con cosas como esto que ha pasado es difícil soñar, pero la ilusión está y se ve en los niños. El rugby español tiene que seguir soñando. World Rugby sólo son unos viejos personajes que quieren poder. Pero no son el futuro del rugby. El futuro del rugby es España.