Leticia Romero “Las Ventanas son más un premio que un castigo”
Leticia Romero debutó con la Selección en el Mundial de 2014 y, desde entonces, había estado en todos los campeonatos. Este verano la base canaria decidió vivir su primera experiencia en la WNBA (Dallas Wings) y se perdió el torneo de Tenerife. Regresa con España en esta Ventana.
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¿Cómo es estar de vuelta en la Selección?
—Tenía muchas ganas de ver a todo el mundo. Estar aquí siempre es motivo de alegría. —¿Cómo vivió el Mundial? —Como una aficionada más. A pesar de no poder estar, la Selección sigue siendo mi equipo. Son mis amigas y era como si yo estuviera jugando con ellas. —La WNBA le pudo cerrar las puertas. ¿Se arrepiente? —Nunca sabes cuándo tendrás la oportunidad y jugar en la WNBA era algo que siempre había soñado. Era un riesgo que tenía que correr y no me arrepiento. Podría haberme pasado lo mismo sin haber jugado la WNBA. —¿La posición de base es la más cara? —Totalmente. En bases y aleros, España tiene talento de sobra y nadie es imprescindible. Eso hay que entenderlo. —¿Qué le ha sorprendido de la WNBA? —Sabía que era otro rollo, que todo era a lo grande. Parece muy profesional, pero hay muchas cosas que deben cambiar. Por ejemplo, si juegas un partido en Los Ángeles y al día siguiente otro en Nueva York, viajas en turista. No hay mucho tiempo para descansar y te exigen como si fueras un jugador NBA, aunque nuestros salarios no tengan nada que ver. —¿Alguna cosa más?
—Lo estricto que es todo. Te ponen muchísimas multas: por llevar auriculares en un entrenamiento, por quejarte, por llevar vaqueros a los partidos en vez de ir más arreglada… A veces piensas: ‘Tampoco me dan tanto para lo que me piden’.
Experiencia “Ir a la WNBA era un riesgo que tenía que correr”
—Su compañera Liz Cambage es de las que ha amenazado con no volver por el tema de los salarios.
—Sí, además a ella le ponían una multa cada día por detalles mínimos. Decía que casi le costaba dinero jugar en la WNBA. —¿Cómo es jugar junto a ella? —Puede parecer que en los partidos se pone un poco chula, pero realmente lo que saca es su pasión: quiere ganar y competir y de ahí ese carácter. Me impresionó mucho su voluntad para seguir siempre, para ser una voz, una líder…
—Vivida la experiencia, ¿se plantea volver en un futuro? —Es una liga que va a ir evolucionando y es donde están las mejores del mundo. Se aprende muchísimo, viajas, conoces a gente… Es un baloncesto diferente. Fue una experiencia positiva y en un futuro no lo descarto. —¿Cómo le sienta al campeón de Europa tener que jugar Ventanas clasificatorias? —Es lo que toca y nos lo tomamos como una oportunidad de volver a vernos, de airearnos de nuestros equipos, de poder hablar español… Para nosotras no es un castigo, es casi más un premio. —Jugó en la NCAA y ahora en Praga. ¿Es difícil adaptarse al baloncesto europeo?
—A mí me costó al jugar en la posición de base. En Europa la base tiene que pensar mucho más y en EE UU básicamente el entrenador lo hace por ti.
—Su camino vuelve a cruzarse con el de su amiga Ndour. —Cuando nos juntamos parece que el tiempo no ha pasado. Es bonito cómo el baloncesto no sólo crea conexiones sino que provoca reencuentros especiales.
Multas “Cambage decía que le costaba dinero la WNBA”