Obligación, más que objetivo

El Betis esbozó su mejor sonrisa cuando logró el pasaporte a la presente edición de la Europa League tras años grises en lo deportivo y numerosas expectativas sin cumplir. Ahora, se generaron nuevas esperanzas en un club que pretende agarrarse a la ley de la exigencia para entregar alegrías renovadas a su infalible afición. Pasar la fase de grupos de esta Europa

League pasó de ser un objetivo a una obligación desde el mismo momento en que el club apostó por fabricar un equipo capaz de competir en todos los frentes. Pero, ¿es así? La Liga abrió el abanico de las dudas y éstas apenas aparecieron de momento en Europa. Ahí, con el aire continental como contexto, el Betis dio una lección y media de fútbol al Milán y enseñó sus dientes en Atenas casi como recién llegado. Hoy el aviso está servido.

Nadie quiere dejar los deberes para el cierre en Luxemburgo. Ni un Setién con los focos sobre su figura desde que la irregularidad se instaló en sus resultados, ni un plantel consciente de que la atención debería prestarse de forma intensa en el campeonato liguero, el que realmente entrega premios y otorga merecimientos. Tiene el técnico verdiblanco numerosos desafíos para exponer en la cita de hoy, pero también los tiene el plantel, que quiere demostrar que el perfil liguero es una casualidad momentánea y que Europa enseña las verdaderas aspiraciones. El Betis mira al mañana con la firme intención de seguir vivo en Europa y el primer paso radica en tumbar hoy a Olympiacos o al menos dejarlo tocado de cara a la última jornada. Heliópolis exigirá más. El pase ya no es un objetivo. Es una obligación.