AS (Sevilla)

Asensio e Isco piden el indulto

El balear marcó dos goles y dio otro ● También hizo doblete un gran Isco ● Gustó Vinicius y anotó su primer tanto ● Debutaron Fran García y Fidalgo

- LUIS NIETO REMATES

Contra lo esperado, fue una tarde de provecho en el Bernabéu. Isco y Asensio dejaron el mensaje de que quieren, de que no se han abandonado ante la adversidad y la suplencia recurrente. También se dejó ver Vinicius, uno de esos futbolista­s que contactan muy pronto con la grada. Además marcó el filial Javi Sánchez y debutaron Fran García y Fidalgo. Sólo Mariano dejó escapar el tren y se marchó lesionado.

De haberse cumplido las expectativ­as del club, ni Isco ni Asensio hubieran debido estar aquí. El primero acabó tomándole ventaja a Bale en la última parte de la era Zidane y al segundo se le abrió el cielo con la salida de Cristiano sin reemplazo en esa plaza. Pero han estado muy lejos de prosperar y ahora se ven empezando de cero, jugando ante el Melilla, a eliminator­ia resuelta, en horario de siesta, con el Bernabéu convertido en lugar de interés turístico a cuenta del puente constituci­onal, mezclados entre canteranos con aspiracion­es. Del partido salieron mucho mejor de lo que llegaron. Asensio metió dos goles, uno prologado por una de esas arrancadas que se habían vuelto infrecuent­es, y dio otro. Isco fue parte esencial de lo mejor del Madrid y también anotó un doblete. Dos buenas noticias, porque el rival no midió su nivel pero sí sus ganas de enmendarse.

El Melilla se tomó el duelo como un paréntesis de ilusión, porque sus obligacion­es andan más abajo. Carrión cambió a seis de la ida para repartir el premio y ordenó una puesta en escena valiente que no duró demasiado. El tiempo suficiente para que luciera el juvenil Mizzian, que puede acabar en el Castilla. Sus dos disparos fueron salvas para el inicio del bombardeo al otro lado del campo.

El Madrid fue cogiéndole ganas al partido con los goles. Y también el público, que se había citado con Vinicius. El brasileño respondió al interés. Es, definitiva­mente, un alborotado­r, un jugador con duende, un hecho diferencia­l especialme­nte apreciado en los momentos de crisis. En uno de ellos y con guión parecido apareció Butragueño. De momento, les separan 45 millones y un enorme número de goles. Ahí, en la definición, asomó su déficit de juventud.

Pero Vinicius formó pandilla con Isco y Asensio para hacer puré al Melilla, cuya misión era dar notoriedad al equipo y a la ciudad, una de esas funciones sociales que tienen las primeras eliminator­ias de Copa. La otra es que los grandes saquen a pasear a su cantera, muchas veces un sueño efímero. Vuelve la Liga y vuelve el banquillo o el filial. Para Javi Sánchez quizá no sea así. Ha adelantado a Vallejo, está lesionado Nacho y se ha lanzado de cabeza a por el hueco que se abre. Su gol le ayudará.

Pasada la media hora el Madrid se gustó, marcando goles, haciéndose ingenioso, cumpliendo con la gente. Asensio, Isco y Vinicius adornaron el compromiso y Mariano puso la carga energética, casi siempre mal pagada.

A los seis canteranos de salida sumó después Solari dos más, los debutantes Fran García y Fidalgo, y retiró en el descanso a sus dos titulares, Carvajal y Llorente, que ya es más pilar que andamio. Y al fin marco Vinicius, aunque le costó un mundo. Necesitó dos remates, ninguno de los dos lucido, para culminar el lance, pero ese juego con castañuela­s dejó ilusionado al Bernabéu, que le despidió con ovación. El gol de consuelo del Melilla, un paradón reivindica­tivo de Keylor y el segundo tanto de Isco adornaron el final de una tarde con más devoción que emoción. REPORTAJE GRÁFICO

JAVIER GANDUL, CHEMA DÍAZ, PEPE ANDRÉS Y EDUARDO CANDEL

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