Es costumbre que cometa errores graves en la salida; Onana, el último
debería. De Ligt y Blind no ajustan las marcas y se ven demasiado solos ante las apariciones de hombres de segunda línea. La timidez del colectivo en los duelos individuales es otra tara. Contra el Feyenoord sólo ganó un 42% de las disputas y en el 3-3 frente al Bayern esa cifra apenas ascendió al 45%. Los riesgos que toma en la salida de balón, identificables en el error de Onana que le costó la derrota ante el Heracles, completan los males del Ajax. Acumula pérdidas donde el castigo es mayor. El Madrid no ha de relajar la presión que le distingue con Solari, aunque esta voluntad no invertirá la idea del Ajax.
La amenaza. Es un equipo muy diferente cuando de atacar se trata. Alrededor del balón, sin renunciar nunca a él (tuvo más posesión que el rival en cinco de los seis partidos de la fase de grupos), respeta la tradición holandesa con un sentido cuidado del juego y la suma de futbolistas en territorios ofensivos. Llega mucho y llega con muchos. Los centrocampistas del Madrid no pueden olvidarse de las incorporaciones de los laterales, De Jong o Schöne. El Ajax se articula a partir de pequeños triángulos, siendo el más productivo el del lado izquierdo, con De Jong como armador (93% de acierto en las entregas), Tagliafico y Tadic, que a veces actúa como falso nueve, o Neres. Por esta banda desarrolla 37 jugadas por encuentro. Los cortes interiores de los extremos, jugando Ziyech a pie cambiado, y los intercambios de posiciones convierten al Ajax en un adversario difícil de sujetar, aunque esta movilidad también es causante de sus ahogos en el balance defensivo al estar sus jugadores descolocados. Es la personalidad dual del Ajax.
Acumulación Los laterales, Schöne y De Jong, arman y finalizan muchas jugadas
Líneas separadas Desajustes y espacios que facilitan la circulación rival
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