G. Deck “Un orgullo jugar en el Madrid”
Estoy feliz por la victoria contra el Joventut y poder disputar la final hoy. Para mí es un orgullo enorme jugar en un equipo como el Real Madrid. Ahora nos toca descansar para el encuentro contra el Barcelona, que seguro será muy duro. Pero estaremos firmes y concentrados desde el primer minuto”.
Decíamos antes de la Copa que el Madrid llegaba con dudas, porque le falta Thompkins y aún Llull no anda pletórico y, además, porque le habíamos visto en otros momentos del curso con el mecanismo más engrasado; pero es un animal competitivo de primera magnitud. Huele a título y saca las garras. Aplastó al Estudiantes y liquidó ayer al Divina Seguros Joventut con oficio y tramos de lucidez, al son de Campazzo y Ayón. En la final de nuevo, la séptima en 8 años tras ganar 19 de 21 partidos en el torneo del KO desde 2012.
La puesta en escena blanca recordó a la del derbi: ritmo alto y mucho acierto, con Ayón impecable. Y además sujetaban a Laprovittola, Mister 50, el superhéroe de los cuartos. En una acción, el argentino giró como un tiovivo tres veces en círculo para marear al enemigo y lo consiguió. Todorovic remató con un palmeo, la metáfora de la primera parte, en la que el base jugó con el yugo al cuello y el montenegrino fue el ángel rescatador verdinegro. El talento de Laprovittola quedaba enjaulado, primero en un largo cara a cara con Causeur y luego con Taylor, incluso Llull, y más tarde Campazzo. El Madrid, sin embargo, no rompía: 54-48. Y eso que doblaba en rebotes.
Le frenaba sumar más pérdidas que asistencias y lanzar de tres compulsivamente sin puntería. Si fuera fútbol, diríamos que tenía la posesión y le faltaba el gol. Y como tantas veces antes, el talento se abrió camino. Minuto y medio de clarividencia con Carroll, Deck y Llull y el muro del Joventut se tambaleaba. Cayó pronto: 71-51.
Magnífico de nuevo Deck, estajanovista en tareas arduas y, por segundo día, asesino silencioso en ataque. Taylor completaba un puesto de alero modélico y luego Randolph se dispararía también sin alharacas. La Penya no entregó la cuchara. Mejoró Laprovittola y explotó Morgan. Trató de echarle el lazo a un Real que ya volaba rumbo a otra final, 48 de Copa van por 36 del Barça. Pulso eterno.