AS (Sevilla)

“¿Ganar otro Tour? Voy con calma...” Egan Bernal

- S. CASTRO /

Es usted un ejemplo para los colombiano­s.

—El ejemplo para mí son estos exciclista­s que están acá (Parra, Herrera, Soler... estuvieron presentes). Los niños pueden coger el ejemplo mío. No hubiera creído si alguien me decía que yo iba a ganar el Tour de Francia hace unos años. Todo lo que se hace con amor se puede lograr. La clave está en disfrutar. A un niño no se le puede pedir más que disfrutar.

—¿Piensa que un segundo Tour es posible?

—Se habla de que esta es una nueva era y de que tal vez pueda ganar otro Tour, pero no estoy seguro. Estoy contento de poder darle el primer Tour a Colombia. Pero quiero seguir disfrutand­o de montar en bicicleta, de los amigos, de salir temprano y comer una arepa con café.

—¿Se siente líder del equipo Ineos?

—Me llevaron como gregario de Thomas y la gente me decía: ‘se da cuenta que usted puede ganar el Tour’. Me llevaron para trabajar para él, lo más importante era que ganara el Ineos. Sería un honor tener a Chris y a Thomas ayudándome, o poder ayudarles a ellos. Vamos con calma, los pies en la tierra. Lo importante ahora es disfrutar este Tour.

—¿Qué otros retos le harían ilusión?

—Me gustaría ir a los Juegos Olímpicos. Siempre correr por Colombia es motivo de orgullo. Ponerse la camiseta de Colombia da un plus, espero disfrutar en los Juegos si puedo ir con Nairo, Urán...”. abrazos hasta la tarima que lo esperaba con un “BIENVENIDO, EGAN BERNAL, ¡GRACIAS!”. Así, en mayúsculas.

“Este es un día que nunca voy a olvidar”, dijo mientras saludaba. Frente a su gente, Bernal rindió homenaje a Bjorg Lambrecht con un minuto de silencio... “Seguiremos compitiend­o por él”, agregó con la voz cortada. El campeón del Tour decidió desmarcars­e de cualquier intento político de sumarse a su triunfo con fines electorale­s. Es época de campaña para candidatos a alcaldías y gobernacio­nes del país. Eludió toda invitación ajena a la celebració­n con su pueblo con la misma sonrisa con la que confirmó en Val Thorens que el maillot amarillo 2019 era para Latinoamér­ica.

Emoción. La felicidad conmueve, aprieta el corazón y se convierte en lágrimas. Siempre estará bien llorar de emoción. En Zipaquirá estuvo su familia de sangre, los que siempre creyeron, los amigos de la ruta, el amor de su vida, los escarabajo­s históricos, Julián (el niño de la imagen que dio la vuelta al mundo) e incluso los que lo conocieron cuando la web, la radio y la TV lo inmortaliz­aron subiendo al podio de París. Todos tuvieron cabida en una fiesta que el propio Egan quiso que fuera en casa. Basic, como su sello en redes sociales.

Reconocido, admirado, querido. Célebre es poco para lo que representa Egan Bernal. Está inmortaliz­ado en las paredes de Zipaquirá, en posters y en las camisetas amarillas que por estos días hacen parte del ropero de los colombiano­s. Cinco meses atrás, solo tenía en la mira la París Niza. “Algunas personas me conocen, pero famoso, famoso, no soy. Famoso un futbolista, famoso James…”, afirmó. Hoy está en lo más alto, la vida lo puso en su lugar. Pedalazo a pedalazo es orgullo de esta patria.

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ESCENARIO. Egan Bernal saluda a sus paisanos.

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