AS (Sevilla)

Marc Gasol “No sabía que tenía un vacío; el anillo lo llenó”

- JUAN JIMÉNEZ

Marc Gasol (29-1-1985) se sienta en una silla del modesto pabellón del St. Bernard High School para atender a AS. Cercano, llega a estar distendido en la entrevista, que se alarga durante unos 20 minutos, mientras el capitán de la Selección, Rudy, hace travesuras con un balón de fútbol.

Decía Piqué un día: “Sé que es necesario entrenar, pero a mí no me gusta”. A usted, que compite tantos días al año, ¿le convence?

—A mí sí me gusta. A ver, también hay diferentes momentos. Si me hablas de febrero, después de 60 partidos, pues los entrenamie­ntos tienen un objetivo diferente. Pero ahora mismo, en el momento que estamos de preparació­n, entrenar es muy importante a nivel físico, táctico, técnico. Es primordial. Y me encanta porque pones las bases de lo que quieres llegar a ser como equipo. Y sin práctica, es imposible.

—Para usted, que ha vivido casi los mismos años entre Estados Unidos y España, ¿volar de Madrid a Los Ángeles para jugar un partido es volver a casa, es ir de casa a casa o cómo se explica esto?

—Es muy diferente. El viaje con la Selección se me ha hecho extraño. Al final, siempre han sido dos mundos paralelos que no se juntaban. Ahora se ha unido el ritmo de vida americano y el ambiente y la organizaci­ón de la Selección. Y ha sido curioso. Una experienci­a divertida.

—En Memphis ha estado los mismos años de su vida que en Barcelona. Ahora está en Toronto, pero llegó a decir que si terminaba su carrera en Memphis sería para que le hicieran una película... ¿Cuál es su vínculo real con esa ciudad?

—Integral. Llegué con 16 años sin tener ni idea de inglés. En plena adolescenc­ia, con todo lo que eso conlleva. Me fui y dejé atrás a la familia. Decidí emprender el viaje de vuelta a casa, al Barça, solo. Y después de cinco años en la ACB, volví a la misma franquicia, a la misma ciudad. Y ahora, esta temporada, la abandono siendo padre de dos hijos, uno nacido en la calle más famosa de Memphis... Piense que llegué con 16 y me fui con 34. Son muchos días, muchas amistades. Cuando la gente me pregunta qué echo de menos de Memphis, no es una situación física ni geográfica ni nada así. Es la gente, las personas, el ambiente y el cariño que recibí.

—¿Ha pensado dónde se ve en el futuro viviendo, si en España o en Estados Unidos?

—Lo normal es que cuando acabe mi etapa de jugador, dé la oportunida­d a mis hijos de vivir la experienci­a de España y que estén en Barcelona cerca de sus abuelos. Cuando sean mayores, que decidan. Nada es seguro al cien por cien, pero cuando acabe, centraré mi atención en su felicidad. Egoístamen­te, he tenido mucha suerte: me han seguido donde he ido de forma incondicio­nal. Eso lo agradezco. Cuando termine, tendré que invertir tiempo en su formación y en su educación.

—Dijo Sergio García después de ganar Augusta a los 37 años que, como Olazábal en su día, tenía cierta sensación de vacío. Vemos casos como el de Garbiñe que tocan rápido el éxito y sufren un valle. Y tiene la experienci­a de su hermano cerca en casa. ¿A usted le ha entrado alguna sensación similar después de ganar el anillo?

—Yo no podría ser más feliz ahora mismo (risas). No me siento vacío para nada. Encuentro la felicidad y la motivación en cada momento con este deporte. Quizá el cambio de franquicia, la conquista del anillo, el cómo ha ido todo, me ha llenado un vacío que no sabía que tenía. Y ha calmado y me ha dado un paz interior que no sabía que no tenía. Pero al ganarlo, me he dado cuenta de que me importaba más de lo que creía. Cuando no lo había logrado, tal vez me convencía de otra manera. Me decía, pase lo que pase, tengo que trabajar al máximo y siempre poder mirarme al espejo y sentir que lo he dado todo. Ahora que ha pasado esto, lo mantengo. Tengo que darlo todo, pero cuando lo logras, le das un valor a la gente que ha estado cerca de ganarlo porque es una experienci­a muy fuerte. Me siento muy feliz por todo. Por empuje físico, mental. Por dar un paso más cuando pensaba que no me quedaba nada más... De vacío, nada.

—Fueron unos playoffs durísimos: Magic, Sixers, Bucks y Warriors. Recuerdo ver alguna imagen suya en la final casi extenuado. ¿Ha podido descansar realmente bien?

—Acabé echando humo del malo. Quemando aceite. Terminé tocado, pero sabía que no tenía mucho tiempo. El 19 llegué a España y el 26 estaba entrenando. Tenía que ponerme a trabajar: el Mundial era un reto importante para mí.

—¿Es la Selección más extraña en la que va a jugar desde que empezó su camino aquí?

—De verdad que no analizo ni comparo con los equipos de otros años porque es que no me aporta nada. Creo que tenemos unas armas especiales y un estilo de juego que no hemos desarrolla­do y que no se ha visto nunca en la Selección. La predisposi­ción de los jugadores a trabajar, el talento que tenemos... Pienso que va a estar muy bien. ¿Que no tenemos a Pau y Juan Carlos? Pues vale. No nos vamos a esconder. Pero tenemos una confianza muy grande en lo que hacemos.

—¿Puede decirse que es el Marc Gasol jugador que quería ser, se imaginaba terminar en este concepto tan integral de jugador que representa ahora?

—Estoy muy agradecido, especialme­nte, a la valentía que tuvieron los entrenador­es al inicio de enseñarme a hacer todas las cosas sobre la pista. Y de no tener miedo y encasillar­me. Hoy, en el baloncesto, cada vez hay menos posiciones y es un juego de concepto. Es lo que seas capaz de hacer en la pista con la toma de decisiones. Yo eso se lo tengo que agradecer a todos esos técnicos. Son los que me dijeron: “Tienes que saber pasar; que saber botar; que pasar tras bote; que tirar; y si no botar y buscar otra opción”.

—¿Tienen nombres esos entrenador­es?

—Sí, muchos. Pero no te podría decir tantos. Y luego más adelante los entrenador­es que confiaron en mí y me dijeron: “Todas estas herramient­as que tienes en la caja, úsalas”. Al final, los técnicos confían en tus capacidade­s para liderar una parte del juego y es importante hacerlo bien.

—Hablando de técnicos. ¿Su relación con Scariolo ha cambiado desde los inicios a tenerlo cada día en Toronto?

—Muchísimo.

—¿Cómo lo explicaría?

—Desde el primer momento me arropó, me cuidó. Dio el sello de conformida­d de que podía ayudar al equipo a conseguir el anillo y a jugar bien al baloncesto.

Actual selección “Tiene armas especiales que nunca se han visto aquí” Final de la NBA “La terminé echando humo del malo y quemando aceite” Futuro “Cuando acabe con el baloncesto volveré a Barcelona por mis hijos” Sergio Scariolo “Dio el sello de conformida­d a que fuera a Toronto y me ha arropado”

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DIÁLOGO. Marc Gasol contesta a las preguntas de Juan Jiménez, enviado especial de AS, en Los Ángeles.

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