AS (Sevilla)

Aduriz es leyenda

Golazo del delantero en el primer balón que tocaba ● Suárez se fue lesionado ● Busquets, suplente

- SANTI GIMÉNEZ

Los mitos están para cosas así. Para salir al campo con 38 años en su última temporada a falta de dos minutos y marcar un tremendo golazo ante el delirio de tu estadio para derrotar al campeón. La leyenda de Aduriz sigue creciendo con ese gol que valió el triunfo al Athletic (1-0) ante un Barça que trató una revolución que se ahogó nada más tirarse al agua.

Valverde escenificó a la primera su intención de sacudir su tercer proyecto. Busquets y Rakitic, dos de sus jugadores fetiche, se quedaron en el banquillo para que el centro del campo lo formaran De Jong como pivote y Sergi Roberto y Aleñá como interiores. De entrada, el invento no funcionó porque como era de esperar la presión del Athletic de salida fue angustiant­e.

El Athletic se lanzó a por el Barça a base de piernas y en esa especialid­ad, pocos como Iñaki Williams, que sabía que cada balón que llegaba a su poder tenía dinamita. El recién renovado delantero aprovechó a los seis minutos el primero de los múltiples errores de Dembélé para disparar de lejos y obligar a Ter Stegen a lucirse. Siete minutos después, el portero alemán volvió a evitar el tanto del delantero local en un uno contra uno.

El Barcelona buscaba una pausa que el Athletic no le concedía y sólo

vivía de la movilidad de Griezmann.

Un clamoroso error de Unai López al ceder un balón atrás sin percatarse de que en el camino estaba Luis Suárez, que lo empaló directamen­te al palo, enfrío los ánimos locales, que vieron que al Barça, por muy pocho que esté, nunca hay que darle por muerto. En esa jugada, Suárez pidió el cambio aquejado de molestias. Llevaba un par de minutos doliéndose.

Mientras se preparaba Rafinha para entrar al campo (cinco minutos que al Barça se le hicieron eternos) Ter Stegen volvió a conjurar una llegada local, en este caso de Raúl García.

La salida de Rafinha varió el dibujo del Barcelona. Griezmann pasó a ser el referente en punta, Dembélé extremo izquierdo y Rafinha, derecho. En los diez minutos que estuvo en el campo en el primer acto, el brasileño hizo más que cualquiera de sus compañeros. A los 44 minutos disparó desde la frontal y Unai Simón desvió lo justo para que el balón diera en la cruceta de su portería. Tenía que cambiar algo el Barcelona de cara a la segunda parte, porque a pesar de sus dos disparos al palo, el primer acto había sido claramente de los vascos. Y la solución, fue deshacer el invento, retirar a Aleñá y poner a Rakitic con lo que el Barça empezó a carburar.

Rafinha tuvo a los siete minutos una nueva ocasión en la que el Griezmann reclamaba el balón en clara posición de remate. Una acción que marcó el final del dominio del Barcelona, que a medida que pasaba el tiempo regresó a las imprecisio­nes, lo que motivó que el equipo de Valverde volviera a perder el hilo del partido.

Rakitic tuvo una ocasión a falta de 20 minutos que se fue alta, pero al ataque del Barça le faltaba pimienta y Valverde decidió acabar tan revolucion­ario como había empezado y agotó su último cambio dando entrada al canterano Carles Pérez a lo que respondió Garitano sacando del campo a un fundido Williams por un Aduriz que a la primera que tocó, marcó un golazo de chilena descomunal para derrotar al Barça y agrandar su leyenda. REPORTAJE GRÁFICO JUAN FLOR Y PAULINO ORIBE

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