El trueno Jakobsen
El holandés bate a Bennett al esprint por un suspiro Kruijswijk se retira de la Vuelta Roche defiende hoy el maillot en Javalambre
La Vuelta amaneció con la mirada en el cielo y con los móviles en la mano. Con la mirada buscaba esos nubarrones negros que estaban anunciados en el parte meteorológico. En los móviles se viralizaban las imágenes de las precipitaciones torrenciales del día anterior en la Comunidad de Madrid, riadas que amenazaban con desplazarse al este de la península. Las tormentas acechaban al pelotón. Pero, a la hora de la verdad, los ciclistas apenas se mojaron. Y la mayor tormenta fue la desplegada en el esprint por Fabio Jakobsen, el nuevo valor de la velocidad, que a sus 22 años ya suma seis victorias y se ha estrenado en una grande en la presente temporada. Ganó a Sam Bennett como un rayo, por sólo 2 centímetros. Y lo celebró como un trueno, después de la incertidumbre de la foto-finish.
El único chaparrón cayó sobre el pelotón a falta de 50 kilómetros, justo cuando comenzaba a subir El Oronet, el obstáculo montañoso del día: 5,8 kilómetros al 4,5% de pendiente. El puerto no decidió nada, pero se afrontó con respeto, sobre todo en su descenso, con el Movistar al frente, por si la humedad de la calzada producía cortes.
La humedad de la calzada sí se tomó ayer una víctima ilustre, pero las mojaduras procedían de otro día, de aquella crono por equipos de Torrevieja que lanzó por los suelos a varios ciclistas en una curva regada. Cuatro corredores del Jumbo se accidentaron en la misma caída, entre ellos sus dos capitanes, Roglic y Kruijswijk. El esloveno continúa firme en la Vuelta. El holandés, sin embargo, no ha sobrevivido al golpe en una rodilla y ha abandonado con un dolor insoportable. La carrera pierde así a otro nombre importante, después de aquella baja de Carapaz. Kruijswijk fue tercero en el último Tour, cuarto en la pasada Vuelta… Y un eslabón sólido en el engranaje del aspirante Roglic.
Las alarmas también sonaron con una caída de Rigoberto Urán, el tercer clasificado. Con el cenizo que arrastra esta Vuelta, cualquier incidente nos traslada al peor escenario. El colombiano se accidentó junto a su gregario Docker antes del Oronet, cuando intentaban progresar a los puestos punteros. Luego fue tratado de un codo por el servicio médico. Aparentemente, no sufre nada grave, más allá del susto. Torerillos. Mientras, dos valientes rodaban en cabeza. El Burgos-BH se coló en la escapada por tercer día consecutivo, esta vez con Jorge Cubero, cordobés de Baena, de 26 años, que en 2018 ya protagonizó otras dos fugas. La especialidad de la casa. Su acompañante fue Jelle Wallays (Lotto), un belga de 30 que sí conoce la sensación de elevar los brazos en la Vuelta. El año pasado triunfó en Lérida, en una aventura que incluyó a otro ‘burgalés’: Jetse Bol. Aquellos ‘torerillos’ de los años 80 visten ahora de morado. La fuga no llegó, obvio. Primero se descolgó Cubero, por una avería. Luego, Wallays fue engullido por los lobos del esprint.
Varios kilómetros de tensión sucedieron a la caza, porque, a falta de tormenta, el viento sí sopló intimidante. Rémi Cavagna arrancó a 5 kilómetros, con un doble objetivo: probar suerte y descolocar a los equipos rivales para la volata. Lo primero no lo logró. Lo segundo, sí. El Deceuninck manejó el tempo y Jakobsen remató el recital, a pesar de que el último golpe de riñón de Bennett obligó a milimetrar la foto-finish. El día anterior, Jakobsen se pegó un calentón tras descolgarse en un puerto. Ayer, Bennett se vio perdido en una rotonda y obligado a remontar posiciones. Detalles decisivos.
Hoy cambia el tercio, ya no habrá esprint. Javalambre, una subida de 11,1 kilómetros al 7,8% y con zonas del 16%, invita al primer duelo directo entre los gallos, a la pesca del maillot rojo de Roche. La tormenta perfecta.