Serena es la jefa
La ganadora de 23 ‘grandes’ veta a un árbitro, elige hora...
Serena Williams desató toda su furia en su estreno en el US Open ante otra diva del tenis, Maria Sharapova, la rusa ‘adoptada’ por los neoyorquinos que fue campeona en 2006. La ganadora de 23 Grand Slams, que persigue el 24º con el que igualaría a la australiana Margaret Court en la tabla histórica, quería demostrar que ella es la que manda en el torneo y en la ciudad. Con un doble 6-1 en 59 minutos, Serena no dejó ni rastro de la competencia e inicio su séptimo intento de alcanzar el récord de trofeos en una carrera que se detuvo en el Abierto de Australia de 2017, donde conquistó el último major.
Símbolo de su país, no solo de la población afroamericana, Williams hace y deshace a su antojo en el abierto estadounidense. Juega de noche para resguardarse de un calor que por su físico no le conviene, a ser posible en horario de máxima audiencia (hoy lo hará contra su compatriota Catherine McNally sobre las 21:30, 03:30 en España). E incluso veta a un juez de silla, Carlos Ramos, con el que se las tuvo tiesas en la final del año pasado, en la que le llamo “mentiroso” y “ladrón”, e insinuó después que había sido racista y misógino. El caso es que el portugués, que castigó a la jugadora por coaching (recibir
instrucciones de su entrenador durante el partido) en aquel duelo que esta perdió ante Naomi Osaka, abrumada por una situación que le llevó hasta el llanto, no arbitrará este año ningún partido de Serena ni de su hermana Venus. Una decisión que la USTA, organizadora del evento, justifica diciendo que “no es necesario” llegar a una situación de “reencuentro”. “Carlos puede dirigir otros muchos partidos”, argumentan. Tras arrasar a Sharapova, Williams tiró de ironía cuando le preguntaron qué le parecía la medida y si en realidad no le importaba: “Sí, no sé quién es ese señor”.
Estados Unidos es un país volcado con su estrella, ávido de que logre sus objetivos y, aunque hay quien cuestiona en privado su comportamiento, nadie, ni tenistas, ni periodistas como la famosa Oprah Winfrey ni otras personalidades, lo discuten en público. Su brillante trayectoria y su arrolladora personalidad le avalan. El New York Times le concedió ayer un lugar prominente en su portada con el título Opening Statement (Declaración inicial). Es la gran esperanza americana, a la espera del asenso de la quinceañera Coco Gauff.
Irónica “Carlos Ramos... ¿Quién es ese señor?”