Cuando España ganó 2-0 a Yugoslavia y no era fútbol
Su rival no se presentó por motivos políticos
Cosas de la política, podríamos decir que la primera victoria oficial de España contra Yugoslavia no fue tan mágica como aquella de los Juegos que contaron en su canción Los Nikis en El Imperio Contraataca.
Terminaba el Mundial de 1950 y España y Yugoslavia se iban a jugar evitar el último puesto. A la Selección no le había ido bien. Tras clasificarse con mucho mérito en el Premundial de Niza, con una canasta milagrosa de Ferrando a Bélgica, aterrizó en Argentina después de un vuelo con cuatro escalas en Lisboa, Dakar, Natal y Río de Janeiro. Lo hizo, además, con sólo diez jugadores. Borrás y Galíndez, dos puertorriqueños fanáticos del baloncesto que habían llegado a estudiar medicina, fueron pronto adoptados por Saporta para el Madrid y claves en el rápido crecimiento de la Selección. Pero Francia, después de perder un amistoso camino del Mundial por su buena actuación, avisó de que impugnaría
los partidos de España si se los llevaba.
Pese a la incorporación de Michael Rutzgis, entrenador de origen lituano que destacó más por su afición a la bebida que por sus conocimientos de baloncesto; y de Álvaro Salvadores, chileno de antepasados españoles que ayudó al equipo aunque a la vuelta se le acusó de individualista, España no dejó de perder. Ante Chile (40-52), Perú (37-43) y Ecuador (50-54). Le tocaba, pues, evitar el último puesto del Mundial ante Yugoslavia, futura potencia.
Mientras Francia y España habían ido a Argentina en un avión con el presidente de la FIBA, William Jones, los plavi fueron por su cuenta. Pese a que Yugoslavia luego fue por libre en el asunto de los boicots, al mariscal Tito no le pareció buena idea jugar contra la España de Franco quien, además, había puesto en manos de un militar, el general Querejeta, la FEB. Así que Yugoslavia no jugó y España consiguió su primera victoria en un Mundial de baloncesto de manera algo dudosa (2-0). Una victoria política que era el anticipo de más problemas de índole similar en los Mundiales de baloncesto.
Viaje movido España llegó a Argentina con diez jugadores y tras cuatro escalas