El vestuario habló: “No se puede jugar peor”

■ El partido del sábado ante Osasuna quedará en el recuerdo para muchos como el que el joven Ansu Fati consiguió el gol más precoz de la Liga para el Barcelona o donde Arthur se estrenó como goleador. Sin embargo, dentro del vestuario estas situaciones se vivieron como anécdotas. El resultado final, 2-2, y la pésima mala imagen en la primera parte acabaron por lastrar a todo el equipo. El momento más duro se vivió durante el descanso dentro del vestuario visitante. Los gritos de frustración, golpes y patadas por doquier, lamentos y quejas de los jugadores traspasaron las finas paredes del camerino.

Hubo hasta recriminaciones entre compañeros, pero sin llegar la sangre al río.

“No podemos jugar peor” se escuchó en boca de uno de los pesos pesados, consciente en la pésima imagen que había dado el equipo. Otros veteranos también pusieron su granito de arena para intentar una reacción ante la desolación general. Cuando entró en escena Valverde, apoyado por Aspiazu, para dar las indicaciones de cara a la segunda parte, el equipo ya había empezado a asimilar que si no cambiaba de actitud se iba al traste todo el trabajo realizado durante la semana. Se apeló a la intensidad y el trabajo como única fórmula para darle la vuelta al marcador, llegando a apuntar que no había reconocido al equipo. Tras el descanso, el equipo sufrió una transformación, pero al final, más caras largas y cabreo monumental. Puede que sin el poso amargo de la primera parte, pero con la sensación de que no se están haciendo las cosas bien y toca espabilar. En el viaje de regreso alguien dijo, “con Messi todo cambiará”.