Competición de mujeres fue boxeo, en 2012. Las mujeres existen ya en todos los deportes. Las cosas están cambiando, ya somos estéticas, apropiadas y aceptables. Es totalmente diferente. En Tokio 2020 estaremos muy cerca de la paridad.
—En los Juegos de Tokio habrá casi el mismo número de hombres que de mujeres. Pero sólo hay dos presidentas de federaciones internacionales. El éxito femenino no se está trasladando a los despachos. El porcentaje de mujeres en el COI tampoco es alto, en torno al 25%. ¿Por qué?
—Porque la base es pequeña. Debe crecer el número de mujeres en los clubes, en los organismos nacionales y después en los internacionales. Sin una base amplia es difícil. Comenzamos muy temprano a competir y luego, en general, no queremos perder tiempo luchando en los despachos, peleando en asambleas, dando conferencias de prensa… Es la realidad. El COI está intentando que la mujer entre en esas otras facetas, porque si hay buenas deportistas, debe haber también buenas entrenadoras o dirigentes. Cuando seamos más, quizá consigamos que cuando se abra el periódico no sólo se vean páginas de fútbol, rugby o boxeo de hombres y alguna línea al final sobre mujeres.
—¿El siglo XXI es el siglo de la mujer?
—Eso espero. Al principio, en las conferencias sobre mujer y deporte comenzamos exigiendo un 10% de representación, y de ahí hemos pasado al 20%, al 30%... pero es difícil si la mujer no se anima a participar, si la base no es amplia.
—En los países occidentales, la diferencia es menor entre hombres y mujeres. Pero en el mundo árabe es grande. ¿Es algo cultural? ¿Cómo se puede cambiar la mentalidad?
—Hay más apertura que en el pasado. Ahora, hay deportistas de Arabia Saudí, Qatar, de los Emiratos… Cada vez pueden prepararse mejor. Están dejando de ser invisibles. Y la ventana de los Juegos es fundamental. Mire mi caso, nadie esperaba que Marruecos fuese a tener una campeona olímpica en 1984. Yo era marroquí y musulmana. Y pude competir previamente frente a tunecinas, argelinas... El mundo occidental descubrió que la mujer árabe también podía estar a un alto nivel. Pero para mí era algo normal en esa época. A veces hay muchas ideas preconcebidas en occidente.
—¿Ve positivo que se celebren competiciones deportivas como el Dakar o la Supercopa de España de fútbol en países como Arabia Saudí donde la mujer tiene muy pocos derechos?
—Arabia tiene un nuevo líder y están progresando. La mujer ya puede votar, conducir y también hacer deporte. En Londres
2012 tuvieron dos deportistas, dos valientes. Una de ellas Sarah Attar en judo y también la atleta Wodjan Ali Seraj. Para mí fueron campeonas aunque no ganasen. Como decía Nelson Mandela, el camino hacia la gloria es largo. Poco a poco, vamos ganando el futuro.
—El COI ha realizado unas recomendaciones sobre igualdad. ¿Cómo están funcionando?
—Su compatriota Marisol Casado (presidenta de la Federación Internacional de Triatlón) ha realizado una excelente labor en la comisión. Ahora estamos tratando de acelerar los tiempos para conseguir la igualdad en cuanto a premios, equipación, entrenamiento, horas de emisión en las televisiones… Toda discriminación debe ser perseguida. Cuando yo competía, los hombres recibían cientos de dólares y yo me tenía que conformar con diez. Esto ha cambiado. Los gobiernos han entendido que somos iguales. En Marruecos ya es así. El empoderamiento femenino es la única vía para lograr una sociedad mejor.