AS (Sevilla)

Anfield, Europa,

Los del Cholo, en cuartos tras derrotar al campeón de Europa ● El Liverpool asedió y empató la eliminator­ia

- PATRICIA CAZÓN

This is Anfield. Antes de sentirlo, el Atlético lo leyó. This is Anfield. Una amenaza escrita en mayúsculas. Anfield, ese grito ensordeced­or en una Europa acallada por el coronaviru­s. El You'll never walk alone aullaba, amenaza de guerra. The Kop con Klopp como director de orquesta. Llevaba tres semanas con estos 90' de eliminator­ia en la cabeza. Pero nada más comenzar el partido, João tomaba el balón y, con la chispa que distingue al genio, se lo filtraba a Costa, que lo enviaba fuera, a un palmo del palo. Su presencia en el once era la sorpresa del Cholo. Costa y no Morata. De Bestia sólo tuvo esta jugada. Apostar hoy por Costa es darse un tiro en el pie, jugar con uno menos.

Salió el Atlético ordenado pero con un problema: pérdidas de Thomas, ocasiones del Liverpool. Había imaginado Klopp el partido como si lo hubiese rodado Sam Mendes, plano secuencia de una guerra interminab­le bajo la lluvia racheada. Como si el mismo Bill Shankly le hubiese susurrado al oído: "Sólo ve afuera y llena el lugar de granadas". Su sorpresa en el once era Oxlade-Chamberlai­n por Fabinho. Fue una bomba racimo entrelínea­s, asociado con Arnold y Salah para romper la presión rojiblanca y crear superiorid­ades. A oleadas, el Liverpool iba encerrando al Atleti en la trinchera.

This is The Kop.

Rugía la grada, al Atlético apenas le duraba el balón. Sufrir no sufría pero Thomas encendía las alarmas en cada pelota que perdía, y eran muchas, eran todas. El Liverpool las convertía en centros laterales, como si en estas tres semanas sólo hubiera visto una cosa: el partido de hace un año en Turín. Rozó el gol Arnold con un disparo raso y cruzado que se encontró con la mano salvadora de tantas veces, la de Oblak. Donde Felipe no llegaba, de nuevo inmenso, el esloveno estaba en todas partes. Atrapaba en dos tiempos ese remate de primeras de Mané, sacaba los puños para repeler ese centro lateral que se fue envenenand­o. Para Correa y Lodi resultaba una tortura defender la banda derecha del campeón de Europa. A esos Arnold y Salah más Oxlade-Chamberlai­n.

Dos minutos antes del descanso, estallaba en The Kop tanta tensión reprimida. El Liverpool lograba lo que llevaba 43' buscando: igualar el gol de Saúl en la ida. Wijnaldum cabeceaba el enésimo centro lateral allá donde Oblak no llegaría. 1-0. Eliminator­ia empatada. Quedaba el partido en esa sensación intermedia para Klopp y el Cholo. Entre el pánico y la euforia, el polvo o los cuartos. This is Múnich.

El aullido del estadio viajaba en todas las botas reds nada más volver el partido. El Atlético sólo encontraba cobijo en los guantes de Oblak, que salvaba y salvaba. Ahora ante Oxlade-Chamberlai­n, después ante Firmino. Entre medias, el Cholo introducía a Llorente en el partido y sacaba a Costa. El Atleti volvía a ser once y, sin saberlo, comenzaba a escribir la victoria de esta eliminator­ia aunque, en ese momento, todo pareciera en contra. Porque, mientras del cielo la lluvia se convertía en granizo, sobre la portería de Oblak sólo

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La plantilla rojiblanca celebra exultante el pase a cuartos de final abrazada y dedicándos­ela a la afición, los 3.000 hinchas que viajaron a Liverpool.
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