Barça y Espanyol ya jugaron a puerta cerrada en 1925
Fue el derbi de la calderilla
El de esta noche será el segundo Barcelona-Espanyol que se dispute a puerta cerrada, 95 años después del anterior, que tuvo como escenario el extinto estadio de Les Corts, en la sexta jornada del vigesimosegundo Campeonato de Catalunya.
Hay que remontarse hasta el 23 de noviembre de 1924, la fecha asignada para un derbi con 30.000 seguidores colmando las gradas después de pasar, en muchos casos, toda la noche haciendo cola para comprar las entradas y, en algunos, de pagar 20 pesetas en la reventa, una fortuna.
Pronto perdió el Barça por lesión a Paulino Alcántara, quien cayó inconsciente y con la mandíbula rota tras una carga de Ricardo Saprissa. Peor siguió, antes del descanso, con la expulsión de Josep Samitier por responder con una patada a una entrada de Patricio Caicedo. Así lo decretó el árbitro, Pelayo Serrano, al que la federación catalana hizo llegar desde Bilbao en previsión de un derbi caliente. La realidad lo superó.
Buena parte de la afición empezó a lanzar todo cuanto tenía a mano: trozos de madera, de sillas, piedras y, especialmente, monedas. Hasta que una impactó en la calva del colegiado, que suspendió el partido. Por eso se bautizó como el derbi de la calderilla.
Como iban 0-0, la federación propuso volver a jugarlo íntegramente. Y el gobernador civil en Barcelona, Joaquín Milans del Bosch, dio a elegir entre que se jugase fuera de la ciudad o a puerta cerrada. Se optó por lo segundo, el 15 de enero de 1925. Ganó el Espanyol por 0-1, gol de José Luis Zabala, aunque el título se lo acabaría llevando el Barça.
El más largo Asignado para 1924, se suspendió por el masivo lanzamiento de monedas