Si gana el partido y logra el título, el presidente de la FEF les dará el trofeo
en su nuevo campo, con un balance impecable. Cinco victorias, 11 goles a favor y sólo un gol encajado.
Estos fueron los resultados acumulados en el postconfinamiento jugando como local la tropa de Zizou: 3-1 al Eibar (goles de Kroos, Sergio Ramos y Marcelo), 3-0 al Valencia (dos golazos de Benzema y uno de Asensio en su regreso), 2-0 al Mallorca (Vinicius y Ramos, con un lanzamiento magistral de falta), 1-0 al Getafe (Ramos, de penalti) y 2-0 al Alavés (Benzema, de penalti, y Asensio).
Unos números que reflejan la confianza de los pupilos de Zidane es este estadio Alfredo
Di Stéfano, pese a tener sus 6.000 localidades vacías por la pandemia, pero en el que se sienten cómodos y seguros. De hecho, en el Bernabéu se habían dejado ocho puntos en lo que iba de Liga antes de la suspensión, como reflejan sus cuatro empates ante Valladolid (1-1), Betis (0-0), Athletic de Bilbao (0-0) y Celta (2-2).
Sin duda, el impecable estadio donde habitualmente juega el Castilla de Raúl se ha convertido en el escenario idóneo para que este jueves el Madrid cante a pulmón el “¡Campeones, campeones!”. El broche de honor lo pondría Luis Rubiales, presidente de la RFEF, que entregará la copa a Ramos si se consuma el 34º alirón. En Málaga, en 2017, Modric y Bale no entendían que no hubiese entrega del trofeo. Esto ha cambiado. Para bien.