Aferrados a un milagro
El Leganés logra una victoria esperanzadora en Bilbao que le deja a un punto del Celta El Athletic, impotente con diez
EI Leganés va a empadronarse en San Mamés, el estadio de sus sueños. En el flamante feudo rojiblanco cimentó el ascenso hace cuatro años, logró matemáticamente la permanencia en 2017 y ayer clavó una pica en la utopía, en el milagro. Un gol de Guerrero revisado por el VAR, ese artilugio tan detestado en la ciudad del Guggenheim (determinó que la bota de Núñez rompía el fuera de juego del punta pepinero) puso la proa del Lega a un punto del Celta y tachó al Athletic en su ansia por Europa. La puntilla fue cosa de Assalé, que revolucionó el cotarro saliendo desde el banquillo.
Fue una noche de impotencia para los leones, minimizados por la expulsión de Unai Simón. No encontraron el camino ni para llegar a 30 metros de la meta de Cuéllar, al que vieron con prismáticos. Pese a ser esquilmados durante la temporada, los pupilos de Aguirre se agarran a la vida con uñas y dientes. El mexicano esperó al momento clave: mantuvo los cinco atrás y otra línea de cuatro por delante hasta el minuto 70. Parecía que lanzaba un mensaje cobarde hasta entonces, pero fue a por la presa justo cuando lo mandaba el guion. Llevan cuatro jornadas sin encajar un gol y eso les hace creer mucho en su forma de maniatar al contrario.,
El partido dio un vuelco en el minuto 22, cuando Sancet perdió un balón cerca de la frontal del área y el Leganés salió en estampida. Bryan Gil, que en eso de dispararse a campo abierto es un especialista, iba como un bisonte a encarar la meta contraria ante la lentitud de la zaga local. Salió Simón lejos de sus dominios, aunque daba la sensación de que Yeray podía corregir y taponar al punta. El meta rozó a éste en la rodilla en la carrera y lo derribó, aunque en segunda instancia trató de apartarse. Se precipitó y vio la roja. Oportunidad para Herrerín.
Garitano rehízo sus líneas de la forma menos atrevida, la más fácil, sentando al chaval Sancet, el que mejor estaba pisando el área rival. Hay vida en Butarque. Y muere el aliento continental en San Mamés.
Unai Simón El portero rojiblanco vio la tarjeta roja directa en el minuto 23