AS (Sevilla)

Milinko Pantic “El Atlético ha hecho más que nadie por ganar esta Liga”

- ENRIQUE ORTEGO

Milinko Pantic es un atinado observador de la actualidad futbolísti­ca mientras espera volver a los banquillos para inculcar su pasión por el fútbol y espera que el Atlético confirme su gran campaña ganando el título.

Su caso, el de Milinko Pantic (Loznica, Serbia, 54 años), posiblemen­te sea irrepetibl­e en la historia del Atlético. Pocas veces tres temporadas (139 partidos/36 goles) han calado tan hondo en la afición rojiblanca como para considerar­le uno de sus estandarte­s. Claro está, le avala el doblete del 96. Palabras mayores en la vida del club y, además, suyo fue el gol de cabeza de la final de Copa de Zaragoza contra el Barça de Cruyff. Desde la primera vez que se puso su camiseta, Pantic ejerce de atlético. Primero como jugador, después como técnico de la Fundación y ahora como embajador de LaLiga, en espera de que un club le confíe un proyecto en el que pueda desarrolla­rse como entrenador y mantener viva su pasión por el fútbol.

La cita es al lado de su casa en la zona norte de Madrid, en la cafetería Córner DF, un nombre muy relacionad­o con su carrera. No en vano era un especialis­ta en los lanzamient­os de esquina y un ramo de flores lo recordaba primero en el Calderón y después en el Metropolit­ano hasta la llegada de la maldita pandemia.

—Anoche se disputó la final de Copa. Supongo que para usted hablar de finales es recordar la del 96 en La Romareda contra el Barcelona, en la que marcó el gol del triunfo.

—Le voy a contar un secreto. Nunca había visto por televisión repetida aquella final y hace unos meses, en pleno confinamie­nto, me senté con mi mujer y mis hijas a verla. ¡Sufrí como un perro! Cómo sudaba. Me daba lo mismo saber el resultado y haberla jugado. En la primera parte no toqué el balón. Corría como pollo sin cabeza, pero no lo olía. En la segunda, ya sí. Empecé a funcionar y Cruyff me puso un marcador encima que me seguía por todo el campo: Roger. Fue el momento más importante de mi carrera. Además, en la prórroga.

—Y marcó de cabeza.

—Fue uno de los pocos goles de cabeza que marqué en mi vida. Seis en total. Mi trabajo no era meterme donde pegan los codazos. Lo mío era preparar las jugadas. Hacer que los delanteros marcaran con mis pases. La gente me decía al llegar que no corría mucho, pero yo corría con el cerebro. Pensaba para el equipo. Me hacen mucha gracia las estadístic­as de los kilómetros recorridos por los jugadores, 12, 12, 13… Y me pregunto si en esos kilómetros ese futbolista ha hecho algo interesant­e. Mi idea del centrocamp­ista perfecto es que marque un mínimo de 10 goles. Y así se lo exijo en mis equipos. Hay que correr con cabeza, no somos todos iguales. Hay muchos jugadores que quieren hacer lo que no saben y eso es malo para el equipo. Antic era un fenómeno en muchos sentidos, pero en esta faceta era un top. Pedía a cada uno lo que sabía hacer, aprovechar las virtudes de sus jugadores y tapar las cosas malas. A mí, que no defendía, me ponía a Vizcaíno cerca y me tapaba.

—Usted llegó al Atlético, a España, casi de incógnito…

—Sin casi. El otro día me mandó un amigo un recorte de un periódico español de aquella época en el que se escribía que el Atlético iba a pedir precio al Panionios por Padic… En el texto decía que en Grecia me llamaban Milinko Pantic. No se conocía en España ni mi apellido… Y luego llegué y ganamos el doblete. Son cosas del destino. El destino me mandó aquí para hacer esto. Siempre he dicho que el fútbol me debe muchas cosas. Yo no le he dado ni el 30 por ciento de mis posibilida­des. Como entrenador, ni el 10 por ciento. Me debe mucho el fútbol. Tiene una deuda conmigo espectacul­ar. Y no es una prepotenci­a, ni una exageració­n.

—Usted le ha dado más…

—Mucho más, pero supongo que es la historia de muchos grandes talentos que han sufrido igual. Yo al menos tuve la pequeña recompensa de jugar en el Atlético.

—Le falta el fútbol ahora.

—Me falta el verde. Me paso el día viendo partidos. Soy muy pesado, pero me falta trabajo, estar en el césped con los jugadores, el balón. Mentalment­e me considero una persona muy fuerte, pero tengo momentos de desesperac­ión. Cuando me veo jodido, me pongo el chusquero y salgo a correr 10-12 kilómetros y me quito todos los pensamient­os malos. Pero no es fácil. Yo entiendo que somos muchos entrenador­es. Y entrenar ahora es como que te toque la lotería nacional. Sigo con mucha confianza. Sé lo que tengo dentro y la ilusión no me la va a quitar nadie.

—Es raro que en su país, con todas las ligas nacidas después de la disolución de Yugoslavia, nadie se acuerde de usted.

—Salí hace 30 años de mi país. En 1991. Soy extranjero en España, en Serbia y en todos los sitios. Incluso más allí que aquí. Ha habido contactos, pero de allí solo me interesa el Partizán, el amor de mi vida después de mi mujer y mis hijas. También hubo alguna llamada de Grecia, pero no se concretó. Y eso que tengo la ventaja de que hablo griego. Si fuera por idiomas… Hablo español, ruso, eslavo, un poco de inglés y francés. En el colegio estudié latín y cirílico. Tengo mucha facilidad para los idiomas. Aprendo lo que tenga que aprender.

—¿Y la puerta del Atlético está cerrada?

—No lo sé, lo digo de verdad. No lo sé. Creo que nunca debería estar cerrada porque nos tenemos un cariño mutuo enorme. Por mi parte, desde luego, no está cerrada y por su parte creo que tampoco. Toda mi vida estaré agradecido a Radomir Antic, que descanse en paz, y a Gil y a su familia por haberme traído a este club y darme la oportunida­d de jugar en España. Y también estoy agradecido a la afición

Perderla sería un milagro. Si no la gana, la perderá él; no la ganarán los otros”

Simeone como jugador era un guerrero y su equipo ahora está lleno de guerreros”

 ??  ?? Pantic posa para AS confiado en la posibilida­d de q
Pantic posa para AS confiado en la posibilida­d de q
 ??  ?? Milinko Pantic charla con Enrique Ortego.
Milinko Pantic charla con Enrique Ortego.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain