AS (Sevilla)

Zidane y Vini, del mosqueo a la confianza plena

Tras su roce en el campo del City en agosto, el brasileño ha sabido ganarse el afecto y el apoyo del entrenador francés

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Ya les contamos en AS que el pasado 7 de agosto se produjo un incidente en el Etihad, antes de jugarse el City-Madrid de vuelta de los octavos de Champions, que enfrió muchísimo la relación entre Zidane y Vinicius. Al enterarse de que no iba a formar parte del once titular en el decisivo partido de vuelta con el equipo de Pep Guardiola, el chaval tuvo una reacción de rabia y en lugar de calentar con sus compañeros antes del encuentro se quedó en el vestuario mirando el móvil. A su lado estaba Marcelo, también suplente esa noche.

Zidane, que no les vio calentar, fue al vestuario y se los encontró allí. No dijo nada, pero le sentó muy mal. Vini, que a sus 20 años es un chico con la cabeza muy bien amueblada, asumió en su entorno familiar el error cometido y a la vuelta de las vacaciones pidió a Zidane hablar con él en Valdebebas, tras una de las primeras sesiones de la pretempora­da. El míster le escucho atento. Vinicius le pidió perdón y le dijo que su reacción no había sido profesiona­l y que no volvería a suceder. Al entrenador francés le gustó su personalid­ad para dirigirse a él sin miedo, con respeto y asumiendo su culpa.

Desde entonces empezó a ir todo mejor entre los dos. Zizou se quedaba tras los entrenamie­ntos 15 o 20 minutos más con el brasileño para mejorar su definición, la única asignatura que le faltaba a Vini para ser el crack que empieza a demostrar que es.

Pero en invierno tuvo un frenazo en su progresión. El incidente del Borussia-Madrid de Champions, cuando las cámaras pillaron a Benzema hablando con Mendy en torno burlón sobre Vini, minó la moral del chaval. Estuvo varias semanas con la autoestima baja y con miedo a equivocars­e en el terreno de juego. Por un momento dejó de ser él. Perdió la alegría en su juego, se desenvolví­a en el campo sin asumir riesgos y apenas encaraba en el uno contra uno. Optó por no cometer errores y jugaba solo a asegurar, sin chispa ni atrevimien­to...

Pero ese no era Vinicius. Tras el partido Huesca-Real Madrid (1-2), Zidane volvió a hablar con Vini y le pidió que recuperase su fútbol de magia y de riesgo, que fuese otra vez el de su primer año con Solari que enamoró al Bernabéu y el que en algunas fases ha aparecido también con Zidane. Que se atreviese a tirar a portería, que no eludiese el regate en carrera. Vini, que en el Flamengo jugaba así, entendió el mensaje gustoso.

Zizou le añadió que aumentase su compromiso en labores defensivas y así lo hizo. Se preparó físicament­e mejor que nunca y pronto se vieron los resultados. Titular en 9 de los últimos 12 partidos del Madrid. Por si alguien duda de su esfuerzo por triunfar de blanco valoren que el pasado martes, tras su portentosa exhibición ante el Liverpool, llegó a su cada de La Moraleja en torno a la una de la madrugada. En vez de relajarse viendo la tele y desconecta­r la cabeza, se puso en manos de su fisioterap­euta personal Thiago Lobo. Y ahí tiene el premio. Los goles y las asistencia­s se le empiezan a caer de los bolsillos. Vinicius vuelve a ser Vinicius. Bueno para el Madrid. Y para Zidane.

Consejo Hace unas semanas, Zizou le pidió que volviese a ser atrevido en su juego

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