Simón frustra la revancha
Cantada antológica ante la Real del meta titular de la Selección Pasillo del Athletic al campeón de la Copa
EI final del derbi insulso de ayer, pastoso como un puré de cemento fresco, podría entrar en un manicomio. A falta de chispa, los metas se fueron al karaoke a cantar y dar salsa a la noche. Dos errores de los porteros, figuras decorativas desde la final del sábado hasta el pulso de ayer en el Reale Arena, hicieron trabajar al operario que lleva el marcador.
Primero Remiro se quedó petrificado en la raya de meta en un centro envenenado de Berenguer con la derecha que remató Villalibre tras imponerse a Zubimendi de cabeza. ¿Qué puede hacer un Búfalo para que le dejen correr más tiempo por la verde sabana para meter goles? Su trompeta siempre está afinada. Y en el sorbo final, llegó una acción bochornosa. Roberto López pegó un centro chut con mucha rosca que se fue envenenando y Unai Simón, pensando que iba fuera, estiró los brazos pero en última instancia los encogió y se tragó un gol por la escuadra que pone en muy mal lugar al titular de la Selección. Ya la pifió con La Roja y ahora esto… debe recapacitar.
Un final de locos en un partido con muy poca sustancia, tan encorsetado tácticamente y aburrido como la final de Copa, dos derbis muy pedestres. Los cambios modificaron el triste panorama. Januzaj, López (un jugador descartado por Lezama) y Portu aportaron chispa y juego por dentro, mientras que Capa y Balenziaga dieron apertura de miras en los visitantes.
Para empezar, Marcelino ratificó al mismo once de La Cartuja. Ante todo, insistir, poner a los once en la tesitura de demostrar que fue un mal día en la oficina, porque posiblemente tendrían que ser los más rabiosos del grupo. Nadie con más ganas de resarcirse. Son los que tuvieron que soportar el pasillo al campeón. Y la verdad es que salieron con brío, presión alta e intensidad, pero su fútbol ya no está para esos trotes que le llevaban a cabalgar veloz en enero. La Real enseguida se sacó ese dominio y se llevó el compromiso a su zurrón. Marcelino mudó, pero para mal, porque su equipo jugaba en corto, lento y horizontal, algo muy contrario al credo de García Toral. Todo quedó para el final. Para las pifias, especialmente la de Simón. El Athletic no ha ganado este año al vecino.
Cambios Januzaj, López y Portu ofrecieron mucho a Imanol