AS (Sevilla)

SOLO DOS SUPERCOPAS

- ENRIQUE ORTEGO

Gica Hagi (Sacele, Rumanía, 56 años) es uno de esos privilegia­dos que forman parte del reducido club de futbolista­s que han jugado en el Real Madrid y el Barcelona. En su caso, primero pasó por el Bernabéu, dos temporadas y tras una pequeña parada y fonda en el fútbol italiano, en el Brescia, saltó al Camp Nou donde recaló otras dos temporadas. Considerad­o el mejor jugador rumano de todos los tiempos, desde su apelativo de ‘Maradona de los Cárpatos’, Hagi mantiene una pasional relación con el fútbol ahora como presidente y entrenador de un club de su propiedad, el Viitorul Constanza.

Con un Clásico en el horizonte una llamada telefónica a Hagi es sinónimo de una buena conversaci­ón futbolera. Dispone de buena memoria y recuerda las aventuras y desventura­s de su fichaje por el Real Madrid allá por mayo del 90, antes del Mundial de Italia. El presidente del club blanco entonces era Ramón Mendoza y sus preferenci­as apuntaban a John Barnes, un interior-extremo del Liverpool recomendan­do por el entrenador de entonces John Benjamín Toshack. También encandilab­an al rector madridista los yugoslavos Prosinecki y Savicevic, pero cuando Hagi se puso a tiro, las negociacio­nes se desbloquea­ron con cierta rapidez y eso que el Milán tenía un preacuerdo con el Steaua. Ramón Mendoza quería cerrar la operación antes del Mundial por si el jugador se revaloriza­ba aún más en tierras italianas.

—Gica, han pasado 30 años, pero le recuerdo absolutame­nte emocionado en el aeropuerto de Bruselas cuando se concretó su fichaje por el Real Madrid.

—Era para estarlo. Para mí fue muy fácil. No tuve que darle muchas vueltas estaba allí para ficharme el mismísimo presidente del Real Madrid. Que ocurra eso no es tan normal en el fútbol. Que te quiera el Real Madrid, el mejor club del mundo, es para no pensárselo dos veces. Fue un honor para mí…

—Se lo tomó como un reto personal…

—Me lo tomé como me lo tenía que tomar. Venía a aprender, a seguir aprendiend­o. Sabía dónde venía, sabía que iba a existir una competenci­a interna en el vestuario por jugar y sabía que mi vida iba a cambiar por completo. Tenía claro que debía estar concentrad­o cada día, la cabeza tenía que estar en el fútbol y nada más que en el fútbol.

—Solo fueron dos años, alguna vez he leído que con el tiempo se arrepintió de haberse ido del Real Madrid.

—Fueron dos años muy intensos para mí y para el equipo. Cambios de entrenador. Se fue Antic, llegó Beenhakker. El segundo año pasó lo de Tenerife, perder la Liga en el último partido. No fue normal. En la primera temporada tengo que reconocer que me costó adaptarme. Todo era nuevo para mí. El idioma, las comidas. Los dos primeros meses no fueron fáciles. La lesión también me partió por la mitad. Pero el segundo año fue muy bueno, aunque acabara mal. Marqué muchos goles. Puede que influyera en mi decisión que perdiéramo­s la Liga y la

Copa.

—Tantos años después se puede decir por qué se fue exactament­e.

—Son decisiones que se toman y de las que después además te puedes arrepentir. Quería otra experienci­a, quería jugar en Italia. Entonces el fútbol italiano era atractivo para el futbolista que quiere mejorar. Físico, táctico, el Brescia no era un gran club como la Juventus, el Milán, el Inter… pero para aprender todo lo que quería aprender era bueno. Luego jugaron allí Guardiola, Roberto Baggio, Pirlo… Era un club al que siempre le gustaron los buenos jugadores, los muy buenos, diría yo. En esa temporada aprendí muchas cosas de táctica, de preparació­n, de dietas de comida, que luego he utilizado como jugador y sobre todo como entrenador.

—Y entonces el Barça se cruza en su cabeza.

—Estamos en el Mundial 94. Es que entonces quien me llama es Johan Cruyff, que era mi ídolo de juventud. El Ajax tenía un entrenador rumano, Kovacs, y nosotros seguíamos al Ajax. Si la primera vez había ido a buscarme Ramón Mendoza, la segunda era el propio Johan. Tenía otras ofertas, pero ni lo dudé. El Tottenham me ofrecía más dinero, estuve muy cerca de irme a Inglaterra, pero el Barça ya era el Barça que venía de ganar la Copa de Europa. Quería conocer a mi ídolo, hablar con él, trabajar con él. Tenerlo cerca y lo cumplí. Hubo también problemas de adaptación, pero posiblemen­te sea de quien más haya aprendido como jugador. En el Real Madrid aprendí a querer ser siempre el mejor y con Cruyff, lo mismo. Era la mentalidad del club y

En sus cuatro años en el fútbol español, Hagi solo ganó dos Supercopas. Una con cada equipo. Con el Real Madrid en su primera temporada. Solo jugó uno de los dos encuentros, la ida en el Camp Nou (0-1). No disputó la vuelta en el Bernabéu (4-1). El entrenador del Real Madrid era Di Stéfano.

Con el Barcelona también ganó el título en su primer año de azulgrana. Disputó los dos encuentros contra el Zaragoza (0-2 en La Romareda y 4-5 en el Camp Nou.

Como jugador blanco, en la temporada 90-91 disputó en todas las competicio­nes 34 partidos y marcó tres goles. En la siguiente, se fue hasta los 50 con 16 tantos. Jugó los cuatro partidos de Liga contra el Barcelona. Una victoria, una derrota y dos empates.

Como barcelonis­ta solo se enfrentó en dos ocasiones al Real Madrid. Una derrota (5-0, en la 94-95) y un empate (1-1 en casa, en la 95-96).

Mañana tengo el corazón partido, no puedo ir con ninguno de los dos”

Benzema y Messi son ahora los dos Hagis del Madrid y del Barcelona”

de Johan como entrenador. En el Barça, además, aprendí mucho sobre un estilo de juego determinad­o que entonces era el que más me gustaba y que siegue siendo el que más me gusta.

—Usted ya defendía ese tipo de fútbol…

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain