Crisis y máxima tensión en el Schalke
Varios jugadores fueron agredidos por los ultras
Las palabras de Raúl González Blanco no fueron un consuelo. “Te vivimos. Azul y blanco para toda la vida”, publicó el exmadridista en sus redes sociales después de que quedara certificado el descenso del otro club cuya camiseta vistió, el histórico Schalke 04. La derrota ante el Bielefeld mandó al conjunto de la localidad de Gelsenkirchen al infierno de la Bundesliga 2 tres décadas después. Puede ser la sentencia de muerte para un club que, hace dos temporadas, luchaba por meterse en cuartos de Champions y, ahora, no sabe cómo hacer frente a una deuda de 217M€. Se apagan las luces en las minas del Ruhr.
Pocas luces también mostró su afición, que protagonizó uno de los capítulos más lamentables en la centenaria historia del Schalke pocas horas después de sonar el pitido final en el Schüco Arena de Bielefeld que mandaba a Segunda a los suyos. Tal y como informaron numerosos medios alemanes, alrededor de un centenar de hinchas del cuadro minero esperaban la llegada del autocar al Veltins Arena pasada la media noche para increpar, insultar e, incluso, atacar a miembros de la plantilla que, a priori, buscaron apaciguar a la enfurecida afición tras el primer descenso desde 1991.
Los vídeos que circularon por las redes sociales muestran escenas de lo más lamentables, en las que se puede apreciar a jugadores huyendo de los fans. Los antidisturbios intervinieron para que la ira no fuera más allá pero, siempre según medios alemanes, dos jugadores recibieron patadas y otros se vieron obligados a correr para evitar males mayores. Finalmente, se pudo evitar que los futbolistas terminasen heridos de gravedad. Sin embargo, el susto después no pudo ser mayor para los protagonistas del Schalke.
“Nos lanzaron huevos. Luego estalló un petardo y se perdió el control de la situación por completo. Los aficionados nos atacaron. A partir de ese momento, lo único que hicimos fue correr. Teníamos miedo, puro miedo. No hice otra cosa que no fuera correr. Algunos terminamos recibiendo patadas y puñetazos. Estoy en shock y no sé cómo vamos a poder jugar los próximos partidos“, dijo un jugador anónimo a Sport1. La policía investiga el suceso. Y el Schalke sólo piensa en su única salvación: el ascenso en 2022.
Decadencia Hace dos temporadas luchaba por meterse en cuartos de la Champions