De Vries gana tras una carrera esperpéntica
La mayoría de los coches se quedaron sin energía
Los paraguas llenaban la parrilla de Cheste, una mala noticia para los pilotos y una buena para los aficionados, porque ya se sabe eso de que nunca llueve a gusto de todos. Lo hizo con intensidad antes de la salida de la primera carrera de la historia de la Fórmula E en España y eso cambió el panorama, sobre todo el de Vandoorne, castigado a salir el último tras hacer la pole por un problema de correlación con sus ruedas, que aprovecharía su compañero De Vries para heredar el primer puesto en meta, y el liderato del Mundial... después de un final tan inédito con esperpéntico.
Con el más rápido al fondo de la parrilla, Da Costa vio su segundo puesto transformado en pole, libre de molestas cortinas de agua por delante y con el safety car llevando el ritmo en la salida. Una vez se apartó y comenzó la acción, poco tardó en tener que volver a salir de nuevo: en la misma vuelta, Lotterer golpeaba a Buemi, acabando con su carrera.
Mas líos no faltaron después y le vinieron muy bien a Da Costa, que se marchaba en el liderato mientras De Vries, Guenther y Lynn tenían las suyas por la segunda plaza hasta que el alemán perdió el control de su BMW y acabó en la grava. Safety car de nuevo a pista. Tras él, el sábado del portugués de DS Techeetah no fue tan plácido como deseaba con De Vries metido en su rebufo. Otro toque entre Camara y Vandoorne requirió de nuevo al coche de seguridad.
La bandera verde volvió a diez minutos del final con muchas cosas por pasar, tantas que era imposible dar crédito. Porque el safety tuvo que salir una vez más a pista, ¡la quinta!, con Lotterer caído en batalla, y provocó el desastre: cada vez que actúa se resta energía a los monoplazas y fue tanta que la mayoría se quedó sin potencia en la última vuelta. Así, Da Costa pasó de ser líder a la descalificación y De Vries ganó por delante de Muller. Vandoorne, en el podio. Un esperpento… celebrado por Mercedes con sus dos hombres al frente del Mundial.