La máquina perfecta
Tuchel ha cambiado la cara del Chelsea desde que llegó al banquillo: solo ha perdido dos partidos
Engrasada en todas y cada una de sus partes, la máquina perfecta en que ha convertido Thomas Tuchel un Chelsea que avanzaba hacia la intrascendencia parece, ahora mismo, prácticamente imparable. Apenas dos derrotas desde que tomó las riendas a finales de enero avalan una trayectoria casi impecable basada, sobre todo, en la capacidad de mantener a todo el equipo enchufado. Sin estrellas, once fijo ni, por el momento, inquinas personales contra ninguno de sus jugadores.
No hay más que ver lo que ha hecho con Kepa. Si con Lampard había perdido toda la confianza en sí mismo, con Tuchel parece que está rindiendo al máximo en los entrenamientos, y, a base de eso, hace poco se ganó dos titularidades consecutivas en las que no encajó un solo gol. Su problema es que Mendy también está a un nivel extraordinario.
Una competencia fantástica para Tuchel que, además, también se puede ver en prácticamente todas las zonas del campo.
Algo similar ocurre con Chilwell y Marcos Alonso, que se disputan con tanta ferocidad bien entendida la titularidad que el carril izquierdo está a un nivel excelso, igual la medular, donde Kovacic, Jorginho y Kanté se alternan dos posiciones con muy buenos resultados.
En el carril derecho, el entrenador tiene además dos opciones: la de Hudson-Odoi, un talento reconvertido por él mismo para los días en que quiere una opción más ofensiva, y la de Reece James, que ofrece un planteamiento más conservador y que seguramente sea por la que se decante mañana.
Ataque. Arriba, y a pesar de los 150 millones invertidos este verano, es donde hay más dudas. Mason Mount está siendo el mejor de los suyos, mientras que Pulisic está empezando a demostrar lo que se esperaba de él. Kai Havertz, el fichaje estrella y ‘9’ improvisado de Tuchel, está todavía en periodo de eclosión, y lo mismo puede protagonizar una genialidad como puede pecar por la inexperiencia de su juventud.