AS (Sevilla)

Cuanto más balón toca Denis, más gana el Celta

El futbolista celtiña alcanza su plenitud

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Denis Suárez aumenta su participac­ión en el Celta y asiste como pocos. Al Valladolid le pueden las segundas partes y Damián disculpa a Bordalás.

La relación necesaria. La pelota necesita de intérprete­s, jugadores que la hablen y la sientan propia. En este punto adquieren más valor figuras como Denis Suárez.

A sus 27 años, en una etapa de evidente madurez futbolísti­ca, conserva un vínculo singular con el juego. Cuantas más veces toca el balón, mejor rendimient­o ofrece él y mejores resultados obtiene el Celta. Le pidió Coudet, nada más llegar al banquillo, que aumentara su rango de toques por partido, que apenas superaba los 40. Denis asumió el mandato y es el escalón creativo en el 1-4-1-3-2 del técnico argentino. Contra Osasuna dio 71 toques —su media asciende a 75 y su récord fue en Valdebebas con 109— para incentivar primero el estupendo gol de Aspas y servir después un gran balón parado a Murillo. Denis se ha apoderado de la pelota, pone en ventaja a sus compañeros (nueve pases de gol) y forma con Aspas la pareja que más asistencia­s ha dado en LaLiga (19).

El trampolín. Qué sería del Elche sin Lucas Boyé

(25 años). Es complicado cuantifica­r la importanci­a del jugador argentino, pero parece una obviedad el hecho de que la posición actual del conjunto ilicitano sería muy distinta sin él. Su capacidad de trabajo, control del escenario y la valía individual de sus movimiento­s evaden al Elche de sus visibles carencias. En un bloque que registra la posición media más baja de LaLiga —43,8 metros en el duelo contra el Levante— se hace imprescind­ible la presencia de un jugador que estire. Boyé da salida en largo y corto y tiene talento para realizar progresion­es en conducción (36 esta jornada). Su incidencia no se reduce a la posesión, sino que también despunta como el delantero de la competició­n que más acciones de presión efectúa con 506 hasta la fecha. El Elche se agarra a Primera con Boyé como estandarte.

Las dos partes de uno. Reincide el Valladolid en un problema endémico que le aboca a emplazarse a una reacción absoluta para evitar el descenso. En cada partido como local, atendiendo a la cifra de 16 encuentros seguidos encajando, es dos equipos en uno. Acostumbra a comparecer con firmeza, interés ofensivo y valentía para acabar aculado tras el descanso. Es víctima de la responsabi­lidad y errores más que evitables en las jugadas de estrategia. De un tiempo a otro, no se parece en nada. El Valladolid recibe tres disparos más de media en las segundas partes. También se agranda su número de pérdidas, hasta seis más, y disminuye notablemen­te su acierto en las entregas entre siete y ocho puntos porcentual­es. Pierde el dominio, defiende más atrás y no amenaza al adversario. No extrañan pues sus apuros clasificat­orios.

El regreso. Lo que queda del Getafe le debe dar para la permanenci­a. La victoria vital en Huesca oxigena a los de Bordalás y pone en solfa el destierro de la titularida­d de Damián Suárez (32 años). Volvió a un once de numerosos meritorios en el Camp Nou tras cuatro suplencias y mantuvo su rol contra un Huesca al que de nada le ayudaron las rotaciones entre semana frente al Atleti. El Getafe se proyectó de inicio por la banda derecha —43% de ataques— con Damián poniendo centros al área de extraordin­ario mérito como en el primer gol de Ünal. Esté como esté, aptitudes nunca le faltan.

Vital Boyé saca la cabeza del Elche con su trabajo e impacto ofensivo

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Denis Suárez, en un partido reciente con el Celta.
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