Descenso virtual del Eibar
Isak da la puntilla a los armeros, que llevan 16 jornadas sin lograr la victoria La Real, firme en la quinta plaza
Hasta ayer por la noche sólo había un equipo en Europa que llevaba 16 partidos sin ganar: el Tambov, colista en la Premier League rusa. A él se unió amargamente el Eibar. Lo ha firmado también el Elche en esta Liga. El equipo armero, a siete puntos de la zona de salvación, sólo ha ganado un partido en casa este año y puede pensar que está descendido virtualmente. Ayer a las once de la noche todo era desolación en Ipurua. El cuadro azulgrana es el primer equipo que pierde cinco partidos seguidos en esta Liga.
Ni siquiera una segunda parte en la que el Eibar fue más Eibar que nunca sirvió para que los de Mendilibar fuesen capaces de sacar un dedo del pozo del que ya parece imposible que puedan salir. Una floja primera parte, muchos nervios y un rival que en esos 45 minutos fue capaz de sacar las miserias de su rival llevan a los eibarreses prácticamente al descenso y acercan a la Real a una plaza europea bien merecida en una temporada de ensueño para los de Imanol.
Los nervios de los armeros fueron patentes desde el primer minuto, mientras que la Real sabía lo que tenía que hacer. Jugar con calma, desde atrás, y esperar un fallo de los de Mendilibar. La habitual pelea de Kike García y algún débil destello de Bryan Gil mantenían a los de Ipurua en el partido, aunque se veía que era una ilusión sin acierto. Oyarzabal e Isak hacían mucho daño, y fue este último el que adelantó en el minuto 26 a una Real que no se veía agobiada. Tal era la desesperación armera, que el equipo vio cuatro amarillas en un primer tiempo de guante blanco, pero las protestas de pura desesperación lastraban a los locales, con alguna discusión entre Bryan Gil y Mendilibar en la banda incluida.
Entra Expósito. Isak tuvo la puntilla en un contragolpe. La entrada de Expósito en el descanso junto con el paso de los minutos llevaron al Eibar más cerca de la portería de Remiro. Parecieron espabilar los de Mendilibar cuando ya quedaba poco por hacer, pero todos sus intentos no encontraron fruto ante una Real que era consciente de que el botín logrado en el primer acto valía su peso en oro. Así se llegó al final, y pese a la mejor imagen local, la Segunda División parece cada vez más una realidad en Ipurua.