El eterno capitán de la primera gran Selección
Uno de los mejores bases de Europa en su época, con España tuvo el récord de internacionalidades durante dos décadas
Nino Buscató se llama Francesc, pero nadie le reconocería con este nombre. Él necesitaba uno singular, igual que su carrera, la de un “amateur compensado”, como él mismo se define. “Lo que nosotros sembramos se continuó muy bien”, explicaba. Puede que no fuese el más alto (1,78) ni el más atlético, pero fue un todoterreno capaz de jugar en tres posiciones a lo largo de su carrera: primero de alero, cuando la altura media de los equipos se lo permitía, después de escolta y finalmente de base, seguramente su lugar más recordado en la pista. Tampoco es fácil de olvidar su impresionante mano desde la larga distancia, que sin duda habría hecho carrera en el baloncesto de hoy en día.
El hombre Selección.
Buscató llegó al baloncesto un poco de rebote, después de lesionarse como futbolista y de que sus padres le obligaran a elegir otro deporte menos arriesgado. Con 17 años firmó con el Barça, pero eso no fue impedimento para que siguiese trabajando como panadero. Eran otras épocas y aún no se podía vivir del basket. Pero gracias a hombres como él o como Emiliano este deporte empezó a tener verdadera repercusión en España: “Me siento muy representante de una época, la década de los 60. Empezamos a poner las primeras piedras para conseguir lo que hoy consigue el baloncesto español”.
Dos Ligas y dos Copas con el Barça y el Joventut adornan su palmarés de clubes. El de la Selección lo corona la medalla de plata del Europeo de 1973, en el que fue capitán y el último de los ocho que jugó, el primero que llegaba a esa cifra. En total fueron 222 internacionalidades, el que más durante dos décadas. Nino Buscató ya está en el Hall of Fame, el lugar al que pertenece.
Fue el primer jugador en disputar ocho Eurobaskets, hito que culminó como capitán del equipo que se colgó la medalla de plata en 1973