La FIA actuó tarde con Alonso

Los trepidantes sucesos del GP de Estados Unidos de F1 continuaron horas después de que Verstappen lograra su 13ª victoria de la temporada, de que un renacido Hamilton y Leclerc le acompañaran en el podio, de que Russell se llevara por delante a Sainz

en la salida después de que el español hubiera marcado la pole, de que Alonso

brindara una memorable remontada tras sufrir un accidente provocado por Stroll

que erizó el vello hasta al mismísimo bicampeón… Si todo esto, y algunas cosas más, no hubiera sido suficiente para convertir la carrera de Austin en una de las más movidas del presente Mundial, los comisarios de la FIA decidieron arrogarse su cuota de protagonismo con una sanción de medio minuto a Fernando

Alonso, que le relegaba de la séptima a la 15ª posición. El motivo esgrimido es que el retrovisor que quedó descolgado en el Alpine, y que después se desprendió del monoplaza, “era peligroso y podría haber golpeado a otro piloto”.

Con el artículo 3.2 del reglamento en la mano, el jurado lleva razón. Pero lo chocante del asunto no es la sanción en sí, sino que la ejecutaron los mismos jueces que durante más de 30 vueltas permitieron la irregularidad, a pesar de que la escudería Haas, la misma que denunció luego los hechos, había advertido dos veces a la dirección de carrera. Si estamos ante un problema de seguridad y el riesgo es tan elevado como expresa la resolución, ¿por qué se esperó al final del gran premio? En estos supuestos existe la posibilidad de sacar la bandera negra y naranja, que obliga al coche a parar para corregir los desperfectos. Un arbitraje a posteriori no evita ese peligro. Luego, desde una perspectiva más romántica, la decisión enturbió una remontada épica de Alonso, aunque en ese sentido el piloto puede estar tranquilo… porque el aficionado no la borrará de su memoria, diga lo que diga la FIA.