AS (Sevilla)

De ganar medallas a salvar vidas

Blasco se embarca en un buque de rescate

- A. MARTÍNEZ / EL REPORTAJE

Eduardo Blasco (28 años, San Sebastián) ha ganado todo lo que estaba a su alcance en las modalidade­s acuáticas de Salvamento y Socorrismo (múltiples medallas mundiales en distintas disciplina­s), pero a partir de enero le tocará lidiar con una misión mucho mayor. No habrá en juego un trozo de metal, sino una vida humana. La competició­n más importante, la de la superviven­cia. El nadador se encuentra ya en Canarias preparándo­se con la ONG Aita Mari para formar parte del buque de rescate de los migrantes que pretenden llegar a España en cualquier tipo de material que flote. “Salvar una vida es algo más impresiona­nte que colgarse una medalla”, relata al teléfono, emocionado por la aventura que emprenderá este mes.

Según los datos de la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s, en 2021 falleciero­n 2.000 personas ahogadas al intentar llegar por mar a Europa. Aunque hay múltiples organizaci­ones que trabajan para evitar estas pérdidas, la presencia de Blasco es novedosa: por primera vez un deportista profesiona­l y campeón del mundo formará parte del equipo que saldrá con su embarcació­n por el Mediterrán­eo. Para prepararse, este licenciado en Derecho, necesita someterse a un entrenamie­nto físico rutinario, pero especial en lo psicológic­o.

“Trabajo con un psicólogo por todo lo que puedo encontrarm­e. Se pueden dar situacione­s muy duras y difíciles. Me dice sobre todo que intente no mirarles a los ojos. En condicione­s normales, por mi entrenamie­nto sería capaz de rescatar

Psicólogo “Me dice que intente no mirarles a los ojos. Una cara no se olvida”

a muchas personas, pero en el mar influyen otros factores y será más difícil. Una cara queda para siempre”, comenta conciencia­do del estrés que puede sufrir en situacione­s tan extremas, de vida o muerte.

Hace unas semanas, el propio Blasco se proclamó campeón del mundo en Italia de la especialid­ad de 50 metros remolque, disciplina basada en que el nadador debe recorrer esa distancia a nado con un maniquí a cuestas que simula una persona. “Las condicione­s son totalmente distintas. Debo utilizar traje de neopreno y las

condicione­s del mar serán variables. Además, está todo el estrés de tener que rescatar a personas reales que van a estar en una situación límite. Hacer esto por salvar una sola vida ya merece la pena”, explica.

Agua y Derecho.

La pasión de Blasco por el agua le viene de familia. Su abuelo Eduardo Álvarez también ganó todo lo que estaba en su mano en la piscina, y uno de sus legados ha sido inculcarle esa dedicación a su nieto, que de pequeño se trasladó a Fuertevent­ura donde encontró el entorno ideal para

poder desarrolla­r su potencial. El campeón mundial es deportista de élite por el CSD y puede vivir de la natación gracias a sus éxitos. En sus redes sociales es muy popular: 550.000 seguidores en Facebook y 40.000 en Instagram. Su otra pasión es el Derecho. Licenciado, tiene entre ceja y ceja poder respaldar las salidas profesiona­les de deportista­s que tras la retirada sienten un vacío, también profesiona­l: “La sociedad no da demasiada importanci­a al deportista. Creo que se podría utilizar sus habilidade­s y su bagaje y experienci­as únicas”.

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Eduardo Blasco, con su medalla de campeón del mundo y listo para su nuevo reto.

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