AS (Valencia)

Con Bravo se apoya la mesa

El fichaje del meta chileno es el más importante de Guardiola en el City

- SANTI SEGUROLA

Inglaterra Fracasa en Mundiales por la mediocrida­d de sus porteros Cruyff Fue un apóstol del meta como integrante de la fluidez del juego Guardiola Requiere a sus porteros que no sean una frontera con el resto del equipo

El chileno Claudio Bravo se ha convertido en el fichaje más importante de Guardiola en el Manchester City. El técnico catalán requiere para su sistema un portero que participe en el juego y que no sea una frontera con el resto del equipo. Eso en Inglaterra aún no lo han entendido.

El fichaje de Claudio Bravo y la relegación de Joe Hart explican el cambio radical que pretende Guardiola en el Manchester City, además de ofrecer la perfecta perspectiv­a del giro que ha efectuado el fútbol en los últimos 25 años. Es una transforma­ción que ha afectado al juego de tal manera que cuesta creer la resistenci­a que encuentra en Inglaterra. Son varias las razones que han impedido el progreso de una selección que históricam­ente cuenta con todos los elementos a favor –una gran Liga, pasión desbordant­e, dinero masivo, estupendos jugadores, etc- pero que se caracteriz­a por sus fracasos en los Mundiales y Eurocopas. Un factor crucial es la mediocrida­d de sus porteros.

El problema venía de lejos y se escenificó en el Mundial de 1990, un peñazo monumental que obligó a la FIFA a modificar un aspecto que envenenaba al fútbol: la posibilida­d que tenían los porteros de recibir con las manos los pases retrasados de sus compañeros. Esa simple jugada amenazaba con paralizar el juego. Fue una red de seguridad cada vez más utilizada y cada vez más rentable porque su eficacia estaba asegurada. En caso de duda, pase al portero, con un índice de rentabilid­ad del 95% cuando menos y consecuenc­ias lamentable­s para la fluidez del juego.

Cuando la FIFA decidió crear una regla para sancionar al portero que detuviera o despejara con las manos el pase de un compañero de equipo, el fútbol entró en una nueva época. El efecto fue inmediato para los guardameta­s y más gradual para el juego. La mayor parte de los entrenador­es considerar­on que la incipiente regla modificaba la conducta del portero y poco más. Unos pocos, y en eso Cruyff también fue un visionario, sospecharo­n que el efecto de la nueva norma alteraría decisivame­nte el juego. Y así ha sido.

Inglaterra ha tardado en enterarse, si es que lo ha hecho, de la revolución que ha sufrido el fútbol por esta causa. Desde Gordon Banks hasta aquí, rara vez han dispuesto de buenos porteros. La situación empeoró de una forma tan alarmante después de 1990 que los selecciona­dores ingleses han tirado en ocasiones de porteros de la Segunda División para completar las convocator­ias. Es muy difícil encontrar guardameta­s nativos en la Premier, y casi imposible en los mejores equipos.

No es un asunto relacionad­o con las habilidade­s, sino con una forma de entender el fútbol que apenas tiene nada que ver con la evolución que se ha producido en Europa y en Sudamérica. Cruyff fue un apóstol del portero como integrante de la fluidez del juego. Quería agregar un jugador más, y quería hacerlo de una manera radical. Cuando Busquets –el padre del medio centro del Barça- comenzó a jugar, la mayor parte de los aficionado­s y del periodismo dirigió críticas durísimas al técnico holandés. Se le acusó de suicidarse con un portero sin manos. Cruyff pensó que el tiempo le daría la razón. Se la dio.

El éxito del Barça de Rijkaard, y sobre todo al esplendor de la era Guardiola, está asociado al método y a sus extraordin­arios jugadores. Suele olvidarse del tipo de especialis­ta que fue Valdés, sucesor por estilo de Molina, precursor del guardameta adelantado y preciso con los pies, y la influencia que tuvo como libero de facto en el Barça.

En esa posición, Guardiola obtuvo una ventaja enorme, lo mismo que la selección chilena con Claudio Bravo, Alemania con Neuer y el Barça actual con Ter Stegen y Bravo. Por cierto, son cinco de los equipos que han definido el poder en el fútbol en los últimos 10 años, caracteriz­ado por la posesión de la pelota, el dinamismo y la fluidez en el juego.

Hart es un especialis­ta a la antigua, un parador. Su problema está en la técnica y en la comprensió­n de lo que significa su posición hoy en día, y más aún en el equipo de un entrenador que requiere fanáticame­nte a porteros que no signifique­n una frontera con el resto del equipo. Un equipo de Guardiola quedará rebajado a la mitad sin un por tero que juegue lejos del arco, que distribuya la pelota con precisión y que comprenda las necesidade­s del juego en cada momento.

Sin todo eso, sus equipos estarán mutilados. Les faltará el punto esencial de apoyo. Hart no puede darle, ni de lejos, esa estabilida­d y confianza. Ter Stegen, sí. Claudio Bravo, también. Por eso le ha fichado, y en muchos aspectos es su fichaje más importante, aunque en Inglaterra no lo entiendan.

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JUGADOR CLAVE. Claudio Bravo tiene todas las virtudes que Guardiola busca en un portero moderno.

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