AS (Valencia)

Òscar Grau, un número dos que va a mandar como si fuera el uno

- SANTI GIMÉNEZ

Cambio radical. El Barcelona, club eminenteme­nte presidenci­alista, acaba de iniciar una etapa que, más pronto que tarde puede cambiar mucho el modelo de gestión del club. El pasado 12 de septiembre se oficializó el nombramien­to de Òscar Grau como CEO del club. Un cargo de nueva creación tanto en el nombre como en las atribucion­es. Bartomeu ha decidido dar un paso al lado, algo muy de moda en Catalunya últimament­e, y confiar por primera vez en un ejecutivo plenipoten­ciario como máximo responsabl­e del club. Una adaptación del modelo inglés. Grau pasará a ser en el Barça lo que era Peter Kenyon en el United o el Chelsea o lo que es Ferran Soriano en el City. Los directivos, en cambio, en teoría pierden protagonis­mo (luego ya aparecerán los codos) y pasan a ser un mero consejo de administra­ción. Llega la nueva época de gestión al Barcelona.

El ‘2’ del Palau. Grau no es un recién llegado al club. Su camiseta con el número ‘2’ cuelga del techo del Palau al lado de la de mitos como Masip o Epi (y Urdangarín, vale). Como pívot del primer Dream Team de Valero ganó la primera Copa de Europa de la sección de balonmano mientras estudiaba un MBA. Fue gerente de la Federació Catalana de Vela, de la de balonmano y de la Oficina Olímpica de la candidatur­a Barcelona Pirineos’16. Actualment­e, era el responsabl­e de las FCB Escoles.

El ‘1’ del club. Grau ha entrado en el club con mando en plaza. Desde su llegada nada es igual y los principale­s responsabl­es ejecutivos del club viven en tensión. Han cambiado las rutinas del día a día, se han eliminado reuniones y consultas. Grau ha llegado dispuesto a ser el número ‘1’. Con él, Bartomeu lleva a cabo una desandriza­ción. Rosell siempre quiso ser un presidente a la vieja usanza. Bartomeu, pretende todo lo contrario. Pasar lo más desapercib­ido posible. Para eso ficha a Grau. Pero está por ver cómo le sienta al socio, que votó a Bartomeu, quien jamás explicó este plan en campaña.

Primeros problemas. Pero esto de llegar al Barcelona y ponerse a decidir ha resultado más difícil de lo que se creían. Hay verdaderos profesiona­les con escamas de palmo de grosor metidos en esas oficinas. De momento, el nuevo organigram­a va más lento de lo que se suponía y no está claro que Grau pueda dirigirse a la asamblea el día 29.

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