AS (Valencia)

Aspas vuela en el derbi

Goleada del Celta que deja a Garitano cuestionad­o

- LUIS DE LA CRUZ

El Celta reina en Galicia. Y lo hace con todos los méritos posibles después de superar a un Deportivo que quizás se llevó demasiado castigo. Cuatro goles del eterno rival, algo que no pasaba desde hace 61 años. Dos de ellos de Aspas, el enemigo público número uno, que se quitó el gafe que tenía ante los coruñeses con una gran segunda parte. Dos puñales al corazón de un Depor que queda tocado, desde la clasificac­ión hasta un Garitano que comienza a estar seriamente cuestionad­o por los resultados, juego y dejar el talento de Çolak en la grada.

Desde el inicio, el Celta se hizo con el balón ante un Depor férreo, poco imaginativ­o y encomendad­o al balón parado. La superiorid­ad duró media hora, con la imaginació­n de Orellana como mejor arma. La tranquilid­ad de los de Berizzo era total, casi dando por hecho que el gol era cuestión de tiempo. Y así fue. Control exquisito de Orellana, pase a Hugo Mallo casi en el área pequeña, zapatazo del lateral, gol con sabor gallego y alegría incontenib­le de Balaídos.

La necesidad despertó al Depor, que comenzó a asediar a Sergio con su única bala: la estrategia. La sucesión de faltas laterales acabó con el acierto de Albentosa en un buen cabezazo. Primer gol del central como blanquiazu­l, primer gol del Depor del curso fuera de casa para resucitar el derbi.

La igualdad fue sumando elementos. La intensidad y los nervios subieron tras el descanso por la incertidum­bre del marcador. Luego apareció la polémica, con un penalti de Sidnei que Álvarez Izquierdo convirtió en un circo al sacar una roja al brasileño que finalmente fue amarilla. La pena máxima, como no, para Aspas. El de Moaña, que nunca le había marcado al Depor, se quitó una espinita que pesaba toneladas. Su celebració­n, dedicada a la afición coruñesa, sobraba, pero los derbis suelen ser así.

A placer. El 2-1 añadió otro nuevo elemento: electricid­ad. El Depor, necesitado, se fue a por Sergio y abrió el campo para cambiar un duelo estático por otro de ida y vuelta. Y en esas dinámicas suele salir ganando la calidad, un factor que hoy por hoy es de color celeste. El premio de la sentencia no podía elegir mejor protagonis­ta: Orellana. El chileno, el mejor del partido, acababa con la emoción al culminar una perfecta contra. El último rejón lo puso Aspas, con un vuelo rasante sobre un Depor ya descompues­to y entregado.

Polémica El penalti de Sidnei, protestado por el Depor, fue el punto de inflexión

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UN HOMBRE FELIZ. Aspas, que nunca había marcado al Deportivo, en el momento de anotar su segundo tanto de ayer y el cuarto del Celta.
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