AS (Valencia)

¡Cumpleaños feliz!

Se avecinaba tormenta en el Bernabéu, hasta que irrumpiero­n Lucas Vázquez y Morata. Eternos revulsivos. El delantero centro firmó el 2-1 de la gloria y del liderato. El Athletic fue un gran rival.

- DESDE LA GRADA TOMÁS RONCERO Efecto Morata. El Bernabéu

parecía el Arca de Noé, con agua cayendo a raudales como si estuviésem­os en San

Mamés y el Athletic dando sustos, sobre todo a través de Iñaki Williams. El miedo a contraer de nuevo la

empatitis se apoderó de nuestras vidas. Era desesperan­te imaginar que el

Madrid desaprovec­hase otra vez una ocasión tan clara de recuperar el liderato. Y más tras el pinchazo del Atleti en el

Pizjuán. Isco, de los pocos que ayer tenían encendidos los faros alógenos en mitad del diluvio, se había ido al banquillo en una de las pocas decisiones claramente injustas que le recuerdo a Zidane. Hasta que, por fin, saltó Morata al campo: el Raúl del siglo XXI. Un canterano encastado que ha regresado a casa para quedarse durante mucho tiempo. No es un meritorio. No es una promesa. No es un becario. Es el presente radiante de este club, que necesita gente comprometi­da y que lleve el madridismo en vena como lo demuestra el mejor ‘9’ de España. Ayer celebraba su 24 cumpleaños. Zizou debió tener la psicología de regalarle la titularida­d. Pero da igual. Este chico tiene más hambre que un ejército de Carpantas juntos. El cuarto de hora que tuvo le dio de sí para resolver lo que antes no habían arreglado sus compañeros. Cristiano, negado; Bale, amagos y amagos pero sin definición; y Benzema, un gol tempranero y poco más. Morata no perdonó. Tuvo una,

Gorka no la retuvo y se lanzó a por el balón con la fiereza de un dragón. La BBC sintoniza regular desde hace tiempo y llega la hora de sintonizar la MLV (Morata & Lucas Vázquez). Ellos son los auténticos leones. Sus rugidos postreros se comieron al Athletic del gran Valverde, que porfió por el empate hasta el final. Pero el gol de Morata fue de oro. LIDERATO bajo la lluvia.

Sin defensa. El triunfo y la cumbre recuperada de la Liga no deben esconder los problemas que arrastra el equipo atrás. Por séptimo partido seguido, el Madrid encajó un gol. Y eso que

Keylor salvó con un paradón el 2-2 tras una nueva pifia de

Varane, que hizo una cesión de juvenil al costarrice­nse. Me pregunto qué necesita Nacho para ser titular. El canterano siempre está notable cuando juega. Pero lo hace tan pocas veces...

Arbitrajes. No lo digo sólo por ayer. Hubo un penalti de

Saborit a Cristiano no señalado (“si te lo pitan no te puedes quejar”, sentenció Iturralde en

Carrusel), sino por la inercia que ya es un clamor. Al Madrid no le pitan un penalti a favor desde hace más de siete meses. En concreto, desde el día de su 114 cumpleaños (2 de marzo, en el Ciutat de Valencia).

Van 26 partidos sin uno a favor. El Barça, que acabó la última Liga con 19 penaltis lanzados, ya lleva tres en su mochila... y ninguno en contra (los dos que hicieron Umtiti y Mascherano pasaron al olvido descarado de Undiano). Y no hablo del gol ilegal de Messi, la roja perdonada a

Busquets... La vida sigue igual. Agradecido­s. Este sufrido triunfo va por Adrián Solera (aplazó su sesión de quimio para ver a su Madrid en el Bernabéu), Diego García Júnior

(¡feliz 29 cumpleaños, chaval!), Antonio Otero Rey y su sobrino Juan Carlos, Paco Ortúñez (hoy saldrá bien tu operación de cataratas, maestro), Antonio Alcaide Arias de Membrilla, Sergio Nieto y Luis Andaluz (dos socios del Madrid ejemplares), Fernando Boy Pecci y Manolo Salguero de la Peña Puertorrea­leña, el mítico Rafa Nadal (siempre serás para mí el número 1), y las peñas Eurodís de Picanya, Colmenar Viejo y Zalamea de la Serena. ¡Sois muy grandes!

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