El Milán ya se ha gastado 100 millones en fichajes
El objetivo de los dueños chinos es volver a la Champions
EI nuevo Milán va en serio. Y mucho. Apenas estamos a 15 de junio y los rossoneri ya se han gastado alrededor de 100 millones de euros. Tras las llegadas de Musacchio, Kessié y Rodríguez, el último fichaje fue, quizás, el más ilusionante: los italianos han desembolsado 38 millones por hacerse con los servicios de André Silva del Oporto, nueva estrella milanista con apenas 22 años. “Trabaja con Cristiano, el mejor del mundo, y aprende de él cada día”, dijo su agente Jorge Mendes, “los tifosi estarán encantados”.
El objetivo de la directiva china es el regreso inmediato a la Champions, y la reforma UEFA dio un buen empujón en este sentido. A partir de este curso la Serie A doblará su presencia con cuatro equipos ya clasificados a la fase de grupos sin pasar por las previas.
El business plan de Li Yonghong está claro: aumentar el presupuesto con la participación a la Liga de Campeones. Por eso, se gastó enseguida los 100 euros de préstamo que llegaron desde el fondo Elliott. Un riesgo necesario para reforzarse y no dejar escapar la oportunidad: en esta temporada, además, el Milán volverá a participar en una competición europea como la Europa League y, por eso, la lupa de la UEFA y de su Financial Fair
André Silva El delantero de 22 años del Oporto costó 38 millones al Milán
Play estará puesta sobre sus cuentas.
En los próximos dos meses el objetivo será vender cuánto antes los jugadores fuera de los planes técnicos (entre ellos, Bacca y Lapadula, que garantizarían buenos ingresos) y, con ellos, financiar alguna operación más para un cada vez más contento Montella.
El único lunar de este ilusionante junio milanista se llama Donnarumma: su contrato caduca en 2018 y todavía no se ha alcanzado un acuerdo para su renovación con Raiola, que quiere una cláusula de rescisión asequible si el conjunto no participará a la Champions 18/19. Perder al jovencísimo meta sería un duro golpe que Marco Fassone y Massimiliano Mirabelli, nuevos jefes rossoneri, no quieren encajar.