El Ironbound: más que fútbol, acción social
■ Los jugadores del Ironbound vivieron ayer un sueño. Su humilde club se enfrentó al Real
Madrid. El equipo anfitrión es algo más que un club de fútbol. Con 1.200 niños y niñas practicando el deporte rey, la entidad pretende que estos pequeños aprendan del fútbol y se forjen un futuro que, en esta zona de
New Jersey, no es tan fácil.
Jorge González, exjugador profesional uruguayo, es el vicepresidente y uno de los que más ha luchado para que este club salga adelante. Está compuesto, en su gran mayoría, por hijos de inmigrantes que van desde los países sudamericanos a Rusia y Portugal, la gran colonia de la zona. Aquí llegan con tres años para empezar a aprender a jugar, una ventaja que les ayuda a tener un nivel aceptable. Los entrenadores son todos voluntarios y eso hace que las familias, de clase obrera en su gran mayoría, no tengan que pagar grandes cantidades para que puedan jugar, como sucede en las grandes academias. Y les abre puertas. De los que ayer cayeron ante el Real Madrid, cuatro irán becados al Red Bull New York por un acuerdo entre ambos clubes y del último equipo juvenil prácticamente todos han entrado en la Universidad con una beca para jugar al fútbol. Llevan 25 años enseñando este deporte con pasión y ayudando a que jóvenes sin recursos puedan tener un futuro mejor.